16.12.08

ESTO FUE MINÚSCULO MASH UP!




Registro de Fósforo Teatrico

6.12.08

UN DÍA EN LA ÓPERA

Postal de "Un día en la ópera".

Drama existencialista criollo/urbano metateatral.

1.12.08

CRISTO SALVA

Postal de "Cristo Salva".

-Un boxeador religioso.
-Una esposa desesperada.
-Un bife bien puesto.
-Una que llega.

23.11.08

UN MILAGRO PARA FERMÍN

Por el Sr. H. P. Camacho
Estampita de "Jesús María". Nótese en manos de cada Padre la alegoría objetual exponencial de sus caracteres particulares. Lo de atrás no es una estatua.
Barra de boliche rancio. La bola de espejos tira ojos de luces que miran desde las paredes.
Cabarute en todo su autobrillo.
Atiende Nazareno, flaco de blanco mirada huesuda, barba lacónica y parsimonia verbal.
Al grito de Ave María Purísima llegan dos Padres de la Iglesia Católica: el Padre Fermín, enorme imberbe de ademán extra soft con el pecho rebosante de fe y El Padre Roseta, de mirada dual, columna pétrea, cara amarmolada, rictus labial, bastón de apoyo y pelo que ni pintado.
Llevan un bidón verde.
Vienen de la Capilla Santa Llaga de Jesús vecina del non sancto lugar.
Fermín, flamante ex seminarista de aún varios salmos previos y Roseta, estricto representante extremo llegan con la misión de clausurar sus puertas porque perturba la meditación de los seminaristas.
Las opciones son dos: por las buenas o queman el lugar con un bidón de nafta.
Pura prepotencia religiosa.
Nazareno recibe llamadas desde las habitaciones, pasa tarifas. El negocio anda bien y ofrece un reposado Mistela.
Según los modales delicados de Fermín intuimos que le gustaría arrodillarse pero no precisamente para orar.
Mientras continúan las amenazas del Padre Roseta, llega desde el interior del cabarute el Padre Marasini soplando un festivo adminículo de cotillón.
Padre pro, de nuevos aires netamente izquierdosos, docente de Teología 1.
Con la mirada zizgagueante de la comprensión del alma humana. Y lunar grande en la frente. Tal vez lo una un parentesco con el profesor de música de El Gabinete.
Se acerca a Nazareno y con familiaridad de habitué pide para tomar “Lo de siempre”.
Con velocidad ram de 2 g es cuestionado por el Padre Roseta.
“Hay que hablar con la gente descarriada”
“¡Estaba fornicando!”, carraspea Roseta y suda gris.
“Mis métodos funcionan”
“¡Nazareno es el demonio! ¡Hay que quemar esto rápido!” , ordena el Padre Roseta.
Se sumergen en un canto litúrgico in crescendo donde pasan del Mistela al bidón de nafta o querosén, da igual.
Roseta lee a biblia voz.
El Padre Marasini se saca la tirita blanca del cuello, que no sé cómo se llama.
“Me estás debiendo octubre”, le reclama Nazareno al Padre Pro.
Roseta se autoflagela.
“El celibato está en desuso”
Fermín debate su alma novata entre el Padre Pro y el Padre Pre.
Nazareno lo azuza: “¿Vos te acariciás, Fermín?” y le hace propuestas deshonestas y pérfidas.
Fermín ingresa a un estado de éxtasis que desemboca en una inesperada posesión demoníaca.
Hasta le salen colmillos de maldad.
Es exorcizado en vivo sin resultados positivos hasta que Nazareno va y lo toca en la frente.
La auto posesión se disipa y ante el milagro, Nazareno revela su cuerpo escueto, surcado por lanzazos y santa llagas.
Sí. Es el mismo Jesús de Nazareth.
Se arrodillan los tres Padres.
Aplauden los fieles presentes.
Roseta le alcanza la Biblia y le pide su santo autógrafo.
El mundano Jesús lee unas líneas y se queja porque lo citan sacado de contexto.
“Cuéntese algo, Cristo”
Le piden sus parábolas favoritas, le dan vivas y ya le dicen Naza.
Fermín grita “¡Pintó milagro!”
“¡Mi-la-gro! ¡Mi-la-gro!”, corean los insólitos Padres.
Naza multiplica unos chipá con un pase mágico estilo David Copperfield.
Continúa con el show y convierte una botellita de agua mineral en vino.
Nazareno Jesucristo finaliza su performance y les pasa la cuenta.
Pero ninguno quiere pagar por falta de dinero o por falta de ganas, no queda muy claro.
Entonces Nazareno Jesucristo, llama por teléfono.
“¿Hola, papá? Acá tengo a tres que no quieren pagar…. Bueno, lo dejo en tus manos”
Y así, uno a uno los padres van cayendo fulminados.
“Veo un túnel, una luz blanca…”, agoniza el Padre Roseta.
Y Jesús al teléfono: “Papá, ahí va uno; cerrale el portón”
Todos mueren.
Pero, típico a su buena educación, Jesús se apiada de uno.
“¡Fermín, levántate y anda!”
Fermín se levanta como un resorte y vuelve a la vida.
Y fuese la luz.

En manos libres de todo pecado de Cáceres Strange Brothers, Iluminated Big Boy del Barco & Rodríguez The Good Ecualizated Man.

Lo Minúsculo: El efecto especial del Sagrado Corazón de Jesús. Latente.

Lo Inesperable: La whiskería y el cuadro renacentista codo a codo.
Trivia: “Medio que me emocioné”, un espectador cuando vio la encarnación de Jesús lograda por Cáceres.
Calificación: Para comenzar a creer en algo.

17.11.08

SEX AND THE CITY PERO ACÁ NOMÁS

Por el Sr. H. P. CamachoPostal de "Trasnochadas"

Oscuridad. Risas. Ruido a llaves. Taconeos. Carcajadas femeninas. Una que se queda atrás “Esperen que voy a vomitar”. Trastabilleos y dialoguismo extra alegre.

La lámpara naranja ofrece su luz. Living. Sillón. Y tres féminas como las que uno se cruza un sábado a la madrugada. Peinados “me dejo ver el rostro”, casual jeans, vestidito de verano, biyuterí al por mayor, micro carteritas intrigantes, ojos enrojecidos por la hora o el alcohol. Una botellita de cerveza cada una, como para no desprenderse todavía del jolgorio.

Cada una con lo suyo. Luchi, Belu y Coti. Tres especímenes de catálogo.
Una tiene hambre.
Otra pregunta por la hora.
A la otra no le importa nada.
Nos preparamos para un paseo por el insólito mundo femenino.
Lo primero es descalzarse, luego hablar de otras. Ya ni se acuerdan del nombre del boliche donde desparramaron sus perfumes.
Los temas surgen como de un bolillero con “boluda” a flor de rouge.
Belu dice “¡Hace como una hora que tengo el tampón puesto!” y promueve una anécdota de Coti que combina a México, un ají picante llamado chile y un tampón con un desenlace de gran escozor íntimo.
Navegando por la temática evalúan las virtudes y desventajas del uso del adminículo para deleite de la platea femenina.
Del bolillero surge el tema de la depilación y sus variantes prácticas: cera, máquina eléctrica o track ante emergencias.
Belu se depila toda como un bebé.
“Me muero por verte”, acota Coti.
El detalle del “tiro de cola” eleva la imaginería poética con grafismo extremo.

Llega el momento de los ex novios: flacos, peludos o lampiños.

En la platea, sobre la derecha, una señora rememora su juventud a ojos cerrados o simplemente duerme plácidamente.
Luego, como en programa de cable de canal del 50 para arriba, ahondan sobre el conflictivo tema de la retención de líquidos.
Belu dice que debe descansar para llegar fresca a su trabajo.
“¿Cómo es trabajar?”, pregunta Luchi, mantenida por su papá y conflictuada por su carrera de modelo truncada por el nacimiento de su hermana.
“Las modelos sólo viven para su cuerpo”
“Como ahora”, se autopiropea Luchi.
“No estarías así si fueras modelo”
Luchi se ofende y lloriquea.

Pero continúa la biblia estrógena al ritmo de “Radios modernas”.
Uno descubre diversos focos de atención masculinos: ojos, dientes y zapatos.
Lo peorcito es zapatos negros con medias blancas o jogging con zapatos. Pero parece que lo insuperable es jogging con Kicker´s.
Infaltables las siliconas. Ninguna usa. Coti hace saltar a Luchi y admira su turgencia.
“¿Estuviste con un negro alguna vez?”
“Ay, no. Los negros son lindos en Jamaica, pero fuera de contexto no”

Y claro, de la mano llegan las incursiones sobre el mito sexual de los morochos y sus derivados.
Luchi: “Hablando de pitos. Lo vi a Manu”, que resulta ser su ex cercano. Aclara que no sintió nada al verlo.
A esto, suena el celu de Belu y se enciende la intriga: “Llamada a esta hora es sexo”. Belu lo desestima y dice que es equivocado.
Se repite la llamada y atiende ante los grititos compinches de sus amigas.
Luchi se envalentona y decide llamar a Manu, su ex.
Coti intenta disuadirla pero la otra se sale con la suya. Pero le da ocupado.
“¿Con quién estará hablando a esta hora?”, se pregunta mientras Belu mantiene una arrumacadora conversación celufónica.
Coti observa en ping pong.
Belu corta y Luchi decide llamarlo al fijo. Desde el otro lado el otro atiende y se desencadena el drama. Parece que Manu le dijo Belu a Luchi.
“¿Cómo Belu? ¿Quién es Belu?”
Y cae al fin.
“¿¿Belu es mi Belu???”
Y a Belu “¿Vos sos Belu”???
Traición.
Coti intenta mediar pero no consigue detener el drama que inunda el cauce de su amistad.
Belu tuvo historia con Manu.
Luchi se pone histérica.
Coti se pone en el medio y habla con Manu al teléfono.
“Tenés que decidirte por una, no podés seguir jugando con las dos”. Cuelga.
Silencio tenso.

“Tengo el corazón herido/el hombre que yo quiero se me va”
Y llega la canción como crema Dr. Selby a curar las heridas.
Y entonces, suena nuevamente el celu de Belu.
Chequea, se levanta y toma si mini carterita.
Y se va. “Si querés algún día podemos salir los cuatro”

Luchi llora desconsolada y Coti la consuela. No quiere saber más nada de los hombres.
Y parece que otro de sus novios también se le fue con Belu.
Se abrazan y miman.
Y ahí, Coti le avanza e intenta besarla.
“¡¿Pero qué hacés?! ¡Qué asco!! ¿A vos te gustan las minas?”
“Y…de vez en cuando”
“Yo nada que ver, no te confundas”.
“Bueno, que sé yo….tenía hambre…”


Se genera un momento escabrosísimo.
Una dolida por su amiga que la traicionó y por la otra que le manifiesta su sexualidad diferente; la otra dolida por la pelea de sus amigas y por haber confundido las señales.
Es tarde y deben dormir. Separadas, claro.
“Vos dormí tranquila en mi pieza que yo duermo en el sillón. Yo no voy a ir para nada.”

Luchi le da las buenas noches de lejos.
Coti se queda sola.
Llora.
Y apaga la luz para conciliar el sueño.

Se metieron en la piel de unas que andaban por ahí: Angelini, Caviccia y Di Cienzo.


Lo Minúsculo: La ficción y la realidad tejidas en macramé.

Lo Inesperable: Ninguna muerte salvo alguna que otra puñalada verbal.

Trivia: Diálogo entre una de las chicas y otro:

- Traenos cerveza.
- ¿Una?
- No. Tres.


Calificación: Prohibida para aquellas que se sientan identificadas.

8.11.08

LA TINTORERÍA DE PAPÁ


-Un tío asesino y muy para arriba
-Una tintorería
-Una plancha
-Un hijo atribulado
-Un espíritu paterno que clama venganza
-Un Flogger fiel
-Una percha con veneno

-Muertes surtidas
-Intertextualidad abundante



2.11.08

MINÚSCULA SEMBLANZA DE UNA FAMILIA DISFUNCIONAL

Por el Sr. Camacho
Postal de "¿Por qué me hacés esto?"
La cortina descorrida de lo íntimo nos polaroidiza un espacio doméstico domesticado ante el peso de lo modesto.
Panera con pan, caja de vino barato, vasos de plástico y costurero sobre una mesa que se parece mucho a una tabla sobre cajones de cerveza.
Ingresa una mujer de espaldas anchas como Tootsie con anabólicos. Se asemeja a un hombre vestido de mujer.
Rápidamente nos convence de la convención y con fragilidad paradójica nos pasea por un repertorio de canciones populares con amateurismo hogareño.

“Enero en la piel, relincha un bagual…”

Entre estrofas, enhebra una aguja y da puntadas a una prenda unisex con aspiración de modista de barrio.
Ingresa María José, o Majo, como la llaman. Lánguida con saquito de hilo a tono, cara lavada y ojos irritados de tanto verse. Parece que un aura densa la sostiene ahí.
La típica mirada de madre increpadora a hija: dónde estuvo, por qué no durmió en casa y varias máximas del clásico recetario materno.
Majo recuerda: “Estuve donde todos los jueves. En el comedor de los chicos del barrio”.
La madre retruca: “Los chicos del barrio piden, piden, piden y no dan nada a cambio”
Le recrimina sus estados hormonales en estado de ebullición y con lucidez reversiona la clásica yononacíayer por “Yo no nací casta”

Una relación resentida homologada por Majo que llama Vilma a su mamá y Vilma que le pide a Majo que la llame como una hija debe.
Nominación que se hace extensiva a su padre Eduardo que pasó una noche intranquilo testificada por Vilma y el recuerdo de su rodilla clavada insomne en su espalda.

“Majo!”…. “Majo!”…. “Majo!”…. en loop monocorde.

Llega el papá Eduardo pidiendo por Majo.
Un despojo harapiento de andar asmático en infracción cerebrovascular al borde de la expulsión por tarjeta amarilla acumulada.
Sonda que asoma desde el elástico del jogging remangado, anteojos verdes sin esperanza, pasado de tatuajes turbios a pura lapicera Bic y pelo gris exento de champú.

Pide todo el tiempo por Majo que lo asiste con particular criterio médico: “¿Querés vino?”.

Mientras lo calman a migajas de pan que mastica con buen ánimo, el diálogo familiar toca temas como el trabajo voluntario de Majo dando clases de teatro a los niños del barrio y las múltiples condiciones de la mamá como modista vocacional y ocasional.
Eduardo, dos por tres quiere meter un bocadillo pero se le sale junto a un y chorrete de vino en viaje lento por el mentón que acumula vestigios de anteriores tertulias domésticas.
Vilma la mamá intenta amenizar folklóricamente la jornada con una tonada de Atahualpa Yupanqui que dice estrenada en el ´86.
A Eduardo, le hacen sinapsis dos de sus fatigadas neuronas y afirma:
“Atahualpa estaba muerto en el ´86”, dato que Vilma no se atreve a refutar.

Avanza la envidiable escena familiar con pedidos de pan y vino de Eduardo y rastros de pasiones vividas: “Ya no soy el viejo león, Vilma”.
La madre provoca a todos todo el tiempo:
1-A su esposo por ser una carga.
2- A Majo por no tener ingresos económicos y la reta a montar Hamlet con sus niños del barrio.
Opina sobre ella misma:
-Su trabajo como modista mantiene el hogar agrio hogar.
Eduardo revela un pasado analítico:
“Vilma, deberías reflexionar sobre los vínculos”
Vilma sale.
Majo le sigue suministrando pan y vino y vaticina:
“Yo no voy a estar siempre que necesites”.
Entonces, regresa Vilma muy alterada trayendo una valija.
“María José: ¡¿qué hace mi valija con toda tu ropa adentro?!!”

Silencio y el aire se podría cortar con una yilé herrumbrada.

“Me voy de esta casa”.

Majo grita que está harta de pasar toda su vida cuidando de Eduardo.
Vilma se angustia como toda madre que se angustia y no entiende que algún día los pichones, aunque magullados, tienen derecho a abandonar el nido.
Su única arma disponible en el catálogo materno es la amenaza tanto verbal como física.
Majo suelta un volcán de lágrimas.
Vilma intenta disuadirla y aquí el hemisferio derecho de la escena colapsa con las siguientes palabras de Majo:

“¡¿No te das cuenta de lo que sos, Vilma?! ¡¿Te pensás que no me doy cuenta que sos un HOMBRE?!”

Majo arremete contra Vilma y le saca su peluca. Y la ropa.
Queda ante nuestros ojos una Vilma hombre. Como siempre fue.
Con cara de hombre.
Con pelo de hombre.
Con torso de hombre.
Con pecho de hombre.
Y con manos de hombre se tapa la cara.

Parece que los vínculos familiares son diferentes. Pero no más que eso.

“Morite, Eduardo. Y vos, Vilma…. O como te llames.”
Y se va para no volver.

Eduardo llora y llora mientras se embadurna con su bolsa de residuos personales.
Clama por Majo.
Vilma o quien sea lo abraza con amor pese a todo y le canta.

“Yo vendo unos ojos negros…”

La oscuridad se los come.

Sufrieron: Cáceres, Caviccia y del Barco.

Lo Minúsculo: Tres seres vivibles de exquisita contradicción con la iluminación contrapicada y expresionista del desconsuelo.
Lo Inesperable: La convicción de la convención llevada al extremo.
Trivia: Al día siguiente, mientras comían un asado: “Pero al final, ¿en qué año murió Atahualpa Yupanqui?
Calificación: Lacrimosa.

25.10.08

SI DIOS QUIERE


Claves para desentrañar un Minúsculo:

-tres personajes que sufren
-dos cuarzos de 250 w
-cualquier cosa que tire luz
-contenido áspero
-armar el espacio a contrarreloj y empezar pasados
-dos o tres volantazos dramatúrgicos
-la lámpara naranja
-revelar de a poco
-un guión hecho el jueves y terminado el viernes
-darse cuenta de que algo no funciona o de que algo sí
-micro diálogos en el bañito
-después que terminó acordarnos que nos olvidamos de tirar un dato que en realidad tampoco era importante
-un poco de maquillaje
-poder cambiar el final si la cosa viene brava (en el caso de El Gabinete)
-no saber cómo hablar
-la muerte de alguno
-diseño de vestuario a consenso
-tener público

18.10.08

EL GABINETE



Agradecemos a todos aquellos que dejan sus comentarios en este espacio y a los que los leen.
Como aún es tímida la recepción de la propuesta, reincidimos con esta extraordinaria idea de que ud. se convierta en un Cronista Minúsculo.
Puede hacer click en "Opina el público" y mediante un sencillo procedimiento dejar su visión.
Si es amante del word puede enviar su artículo a teatrominusculo@gmail.com
Los artículos serán leídos en vivo por un ser vivo.

Vamos!
Hágalo ud. mismo!
Sea famoso!
Dos eximios críticos ya vertieron su opinión en vivo el pasado viernes.

13.10.08

CAMARADAS EN APUROS

Por el Sr. Camacho
Escena de "Submarino Rojo"

Sí. La excelencia escenográfica está alcanzando niveles sublimes. Esta vez, los mismos elementos escenográficos altamente reciclables y biodegradables que nos acompañan años ha, componen un submarino. Sí, leyó bien. Es más, un submarino ruso que exhibe con gloria sus siglas CCCP.
Las voces supremas de un coro ruso y orquesta nos sumergen en plena guerra fría. Aquí el elenco compositivo incurre en una infracción al artículo 5 del Manifiésculo que estipula: “(Los Minúsculos) No podrán tener ningún apoyo técnico que no provenga de la escena”, ya que la música provino del sistema de sonido de la sala. Hago esta aclaración que va acompañada de la eximición total del delito escénico porque el team de actores sí había llevado un reproductor de cidi portátil marca Philips que por razones inéditas y nada esperables no leía el cidi de la música.
Una postal hermosa e imponente, severa como el ruso que pelea con Rocky, nos presenta al Capitán Vladimir, al Almirante Nicolai o Sergei (no queda claro o es una muestra más de lo revolucionario de su espíritu) y al operario de máquinas Yuri.
El Capitán y el Almirante dialogan en un ruso insólito, o tal vez en algún dialecto desconocido de la estepa siberiana. Incluso sospechamos que lo hacen en clave por lo ininteligible de su sonoridad. Juegan un raro ajedrez donde uno oculta una pieza en su puño cerrado y el otro debe adivinar de qué pieza se trata.
El Capitán lleva un pequeño maletín esposado, claro, a su mano izquierda. Intuimos que contiene algo muy comunista: códigos nucleares que deben entregarle a su camarada Fidel en Cuba.
El Almirante saca una cajilla de Marlboro y fuma tranquilo.
Entonces, la calma es interrumpida por el terrible sonido de una alarma.
Confusión. Desconcierto. Peligro.
Desde las máquinas aparece Yuri y descubrimos que el sonido proviene de una corneta que sopla con frenesí. La precariedad de la guerra.
Yuri cuenta que colapsaron las turbinas y que las hélices, al salir despedidas, decapitaron a toda la tripulación. Alguien saboteó al submarino.
La cosa pinta brava. Yuri llora por su mamushka.
El Capitán y El Almirante dudan de Yuri, tal vez por ser un operario tiznado de grasa. ¡Opa! ¿Qué pasó con los derechos de la clase obrera?
La desconfianza aumenta y deciden someter a Yuri al detector de mentiras y en una mezcla de avance tecnológico le colocan una pinza en la tetilla también izquierda.
Comienza un interrogatorio cruel que tiene vínculos con los programas de TV de preguntas y respuestas de la actualidad.
Nada se obtiene.
El Almirante solicita permiso para torturar a Yuri que le es concedido de inmediato.
Saca un jeringa extra large y roja comunista con el famoso suero de la verdad. La desinfecta con Vodka.
“Agarrame la manito” , pide Yuri con temor.
Llega la pregunta del Almirante como un misil:
“¡¿Ud pertenece a la Unión Soviética y a la Estepa Siberiana o es partidario de la prostitución y capitalismo americano???!”

Yuri se afloja y mucho y confiesa que no es ruso sino que nació en Río Cuarto y su sueño trunco era el Ballet.
“Claro, Carlitos es gordo” , gime y recuerda.
Y decidió irse a probar suerte al Bolshoi de Rusia. Se afloja aún más y se explaya:
“En el Bolshoi los hombres levantan hombres y siguen siendo hombres”
En eso, un torpedo americano impacta en el submarino.
Yuri se pone en acción y se deja caer hacia la sala de máquinas en un grácil salto al susurro de “Tres, dos, uno… ¡demi-plié!”.
Proceden a una maniobra de evasión todos juntos “A la izquierda, a la derecha, y…baaaajo” que se transforma sin reparos en una clase de yoga.
El Almirante despliega un sentido discurso comunista que es rápidamente cuestionado en reclamo de los Marlboro que suele fumar.
“¡Me los mandó un amigo! ¿Cuál es, eh? ¿Cuál es?” , se defiende el Almirante Nicolai o Sergei.
Se arma tremenda ensalada rusa donde todos desconfían de todos.
El Capitán frío como la nieve de la Siberia pero loco como un oso del Circo de Moscú sin su ración de pescado decide la autodestrucción de la nave.
“¡Pintó el motín!” , y no nos quedan dudas de lo extraño del dialecto ruso.
En este momento El Almirante comienza a arrojar al piso todo elemento que tiene al alcance de sus manos y lo que no tiene al alcance de sus manos, se estira, lo alcanza y lo estampa contra el suelo.
Yuri se desespera y hace equilibrio sobre la delgada línea roja que separa la realidad de la ficción.
La cosa se recompone y acuerdan volver para que los códigos nucleares no caigan en manos de los americanos.
Yuri doblega al Capitán y le quita el valioso maletín que para ser valioso luce bastante pobre.
Mientras Yuri lo revienta, el Capitán dice “Me invade un dulce sueño” y desaparece de la vista.
Al Almirante le cuesta desapegarse de su extrema rutina de tirar objetos al piso y tira un para de cositas más.
“¡Soy soviético al palo!!!”
Yuri y el Almirante debaten quién está a cargo del submarino ahora.
“¡Yo soy Sergei, el jefe de la tropa! “
Y se cuestiona: “¿Ser-gay es una elección de vida?” Brillante juego de palabras y de un sentido metafórico pocas veces alcanzado.
Finalmente El Almirante remata al Capitán y liquida a Yuri.
Levanta el teléfono y, en un perfecto inglés se comunica con Washington DC.
“Mr Kennedy …We don´t have a problem”

Oh, la Guerra Fría….la traición sin remordimientos… en la guerra todo vale… ¡Qué cruda es la aventura del ser humano en este Planeta Tierra!
Cáceres como el Capitán de hablar indescifrable.
Marasini como el ruso gritador.
Del Barco como Yuri el danzarín.

Lo Minúsculo: La investigación histórica.
Lo Inesperable: El submarino por un momento pareció perderse tras la oscura tinta de un calamar confundido pero salió a flote su periscopio con orgullo.

Trivia: Del Barco como mil veces a Cáceres: “¡No me vayas a quemar el gorro Ruso que vale oro!”
Calificación: Una hoz y un martillo.

6.10.08

GUAMPAS EN EL QUIRÓFANO

Por el Sr. Camacho.
Escena de "El anestesista".

Un inicio de teatrounderdelosochenta integrando el aquí y ahora de Mr. Pablo Mrakovich cerrando la ventana con el ingreso del los médicos a través de un quirófano con platea.
Un ser humano que calza más o menos un 36 en estado pre operatorio aguarda quieto y calmo bajo las sábanas blancas y asépticas.

Cristina, la instrumentista, exhibe sus labios pintados a pura espátula, andar de rodillas una para cada lado y una joroba incipiente producto de un complejo contenido emocional o, quizás, de fea nomás. Caviccia compone.

Tito, nombre glamoroso para el cirujano, de voz carraspeante al borde de la tos y manejando un léxico clínico fruto de su vasta experiencia. Rodríguez encarna.

Una relación estrictamente profesional que se ve alterada por un “Dale, dame un beso” de Cristina en compañía de una apoyatura de cadera que haría temblar a un Obispo.
Se instala un franeleo sin alcohol en gel que uno imagina sucede en todos los hospitales porque como es sabido las enfermeras son todas fáciles como las azafatas. Y las estudiantes de psicología, por supuesto.

En el punto caramelo llega Osvaldo y su raya al medio lo sitúa en la tribuna de los pobres tipo porque nadie con ese peinado puede ser un winner. Sumado a sus espesas cejas no nos queda duda. Díaz Abregú lo arma.

Al voleo y con la habilidad que da la rutina, Tito y Cristina se desenganchan.
Y como ejemplo de un notable trabajo dramatúrgico sólo un dardo verbal de Cristina nos hace percatar que Osvaldo y ella son marido y mujer.
“Te extrañé mucho. ¿A los chicos los dejaste con la Susi?”

Comienza la intervención quirúrgica pero antes, para levantar, se dan con un poco de anestesia. Pasa de todo:

- La instrumentista busca instrumentos todo el tiempo sin reconocerlos y con extrañas nominaciones.
- Salta un chorrete de sangre. (Volvió la granadina para beneplácito de la lavandería de al lado)
- El cirujano usa un cotonete para limpiar la herida y también sus oídos.
- “Teneme la aorta”
- El anestesista intenta hablar pero el cirujano no lo deja y fuma (Sí, estamos en presencia de un auténtico Rodríguez)
- La luz se corta a cada rato. Clara metáfora sobre la salud en crisis.

Por fin, Osvaldo el anestesista nos pone al día sobre los chimentos románticos del hospital y sobre el que le llegó sobre su esposa y Tito.
Todos se ponen muy nerviosos, se genera una pelea amorosa y pasan muchas cosas:

- A Tito se le cae el pucho dentro del operado.
- Osvaldo cuenta que le salió algo sospechoso en sus partes íntimas.
- El paciente empieza a morirse.
- Cristina deambula como loca y sale.
- El fantasma de la mala praxis revolotea.
- Tito toma whisky y esgrime una extraña teoría sobre los efectos de la combinación del Reduce Fat Fast y las hamburguesas de Buffi´s.

Tito se la juega: “Entre tu mujer y yo no pasa nada. Además es fea.”
Vuelve Cristina muy alterada y cuenta que el paciente es “El Titi Vázquez” , un capo gitano muy bravo y que la sala de espera está llena de gitanos heavies.

El trío se pone más nervioso. La crisis continúa y pasa lo siguiente:

- Continúan las aproximaciones dialécticas al mundo galeno con un “Esto es un apéndice de acá a la China”.
- La intervención sigue y culmina en algo que explota seguido de “¡Uy, me mandé un cagadón!”.
- Osvaldo, entregado, descorcha un vino.
- Tito confiesa que le reventó un riñón a “El Titi Vázquez”.
- Sacan la cuenta de cuántos riñones suman que serían seis, menos uno que Cristina ya dejó en el pasado.
- Hablan de compatibilidad de órganos, en un loable esfuerzo de práctica legal de la medicina. “Si anda, anda. Y sino, suerte.”

Mientras, Osvaldo desconfía de las nuevas habilidades amorosas de su esposa y de quién se las enseñó.
Volviendo al conflicto amoroso, deben tomar una decisión difícil arrojando una moneda que nadie tuvo en cuenta. La cosa se resuelve a la pisadita de un “pan y queso” pero, tematizado: “apéndice/riñón”.

Tito Pierde y se somete a manos de Osvaldo al extirpado de su órgano, conduciendo todo mediante el uso de un espejito retrovisor.
Osvaldo le sigue dando parejo al tinto.
Entonces, a punta de bisturí y pinchando algo que se ve que dolía le espeta:
“¿Ud. y mi esposa me engañan, doctor?”
Y aumenta la presión psicológica manejándolo como a Pinocho. Retruca:
“¡¡¡¿Ud. y mi esposa me engañan, doctor?!!!”
Tito grita y dice: “Cristina y yo nunca tuvimos nada”.

La compenetración del público es tal que desde la platea se escucha un “¡Qué hijo de puta…!”
Más dolor, Tito brama como cebú herido y dice que sólo fue sexo del malo. Pasa más o menos esto:

- La despechada ataca con todo y reclama amor como efedrina.
- Tito se quiere auto operar para salvarse.
- Osvaldo le encaja un set completo de bisturís en la zona dorsal alta a la altura del omóplato izquierdo, zona que todos sabemos está relacionada con lo afectivo.
- Tito dice sus últimas palabras a Cristina. “En realidad, yo te amo”

Cristina le reclama haber matado al amor de su vida y lo acusa de tener el alma anestesiada. Forcejeo y un utensilio médico se ensarta en el cuerpo de la instrumentista. Muere.

Osvaldo arranca con “Hoy he perdido a un amigo y a la madre de mis hijos” y se teje un soliloquio desgarrador, hipocrático y lleno de ironía que Luis Astrana Marín aplaudiría pletórico de ardor.
Luego intenta quitarse la vida, pero, oh, ironía, la muerte se hace rogar.

Finalmente, de forma audaz, se percata que el vino que bebió estaba picado y muere.

Lo Minúsculo: El universo médico y sus terminologías.

Lo Inesperable: La mezcla de ER con Shakespeare y las novelas de las tres de la tarde.

Trivia: “Mi personaje va a ser muy depre”, un Rodríguez imbatible.

Calificación: Un blíster de Cafiaspirina Plus con Coca Cola Zero.

27.9.08

OFICINA PÚBICA

Por el Sr. CamachoEscena de "Atención al ciudadano"

La excelsa puesta escénica nos mete hiperrealísticamente en una dependencia pública.
Vivi exhibe su jopo alto y su rostro impregnado por las seis horas y el cigarrillo.
Martín conserva el traje de cuando comenzó a trabajar, hace 25 años. El vidrio verde de sus anteojos indican que no pudo superar el paso de la Olivetti Lexicon 80 a la personal computer.

La pareja burocrática arremete con múltiples ofensas en cómodas cuotas.

Algo pasa entre ellos. O pasó.

En medio del fuego cruzado, ingresa Aguilera Hermes Benito, que como indicará mientras pueda, sólo viene a buscar la solicitud de su pensión por invalidez.
Ah, detalle. Le falta un brazo y habla como si arrancara cada vez, en un susurro quejoso y falto de aire.

Muuuuuuucha lástima.

La ex pareja comienza a sacar sus archivos sucios frente al infeliz y la pelea se vuelve cada vez más cruda. Aguilera intercede con un monólogo lacrimal que saca aplausos de patetismo.

Sí, es muuuuuuuy triste.

Todo escala y llega el momento en que Aguilera saca un micro-revólver y tira un tiro al aire.

“En esta dependencia por el momento mando yo”

Aquí el Minúsculo incursiona en algo pocas veces visto: la crítica social.
El manco resulta ser un veterano de Malvinas, pero que ha perdido su brazo no en campo de batalla sino cuando manejaba un taxi y sacó la mano para doblar, hecho fortuito que no le resta importancia trágica.

Martín, un valiente apócrifo hace señas con desesperación por la ventana para reclamar ayuda. Al percibir la situación, Aguilera pasa detrás del mostrador y, literalmente, desaparece en un accidente invisible y no premeditado que lo reivindica en su sufrir.

La policía, al tanto de todo, le acerca un handy hasta el piso 14 y esto nos demuestra el largo brazo de la ley.

Luego del primer diálogo apaciguador ingresa la negociadora, una mujer policía de ray-ban y aspecto grave.

Y resulta ser que la mujer policía y Martín se conocen.

“¡Martín!”, exclama la agente del orden.

A lo que Vivi agrega: “¡¿Quién es esta prostituta que sabe tu nombre?!”

Y acá se arma un conflicto tri- amoroso picantísimo.

Aguilera, como en el photoshop, pasa a la capa de atrás y queda sepultado en la edición. Nadie le lleva el apunte....mejor dicho, la solicitud.

Vivi, a esta altura, la loca, le quita el arma a Aguilera que se deja.

“No es la primera vez que veo a la muerte frente a mis ojos”.

Aguilera, muy correcto él, no se quiere meter y sólo pide una vez más que le firmen la solicitud. Vivi se la sella, se la firma y Aguilera el manco ex combatiente hasta hace tiempo para romper la cuarta pared (raro!) y pedirle a una chica del público que le pase la hoja de su legajo.

Luego se va dejando los buenos días, muchas gracias y viva la Patria.

Queda el terceto en discordia y Vivi con el mini-revólver comienza con pedidos retorcidos y auto dolorosos a la pareja: que representen cómo se conocieron, que se besen, que bailen el carnavalito como bailaba con ella mientras llora y sufre como empleada pública con retenciones jubilatorias.

En un descuido y con toda su experiencia, la mujer policía arremete contra Vivi, se produce un forcejeo y suena un disparo. La negociadora no negocia más y muere.

Martín no llora la muerte de su amante y abraza a su compañera de ventanilla.

El amor resurge entre ellos, como sucede en toda experiencia límite. Se juran amor eterno.

Entonces, son acribillados salvajemente por la policía extraescénica.

Regresa Aguilera Hermes Benito, recoge el handy y viendo los cuerpos retorcidos y llenos de plomo dice “Sí, comisario, estos son los que me tenían secuestrado”.

Y luego masculla el himno a Malvinas, mientras flamea nylon celeste y blanco.

¿Venganza?

¿Metáfora?

¿Desequilibrio comprensible?

¿Simple humor negro?

La respuesta mi amigo, queda soplando en el viento.

Fueron Angelini, del Barco, Di Cienzo, Marasini.

Si ud. los conoce, trace una línea que una nombre y personaje.

Lo Minúsculo: El insectario humano.

Lo Inesperable: La montaña rusa emocional y las caídas detrás del mostrador muy bien integradas al mundo ficcional.

Trivia A: “Dejame que haga Kapum” – Rodríguez que quería hacer los disparos vocalmente desde afuera a toda costa.

Trivia B: “Voy a hablar como Borges”, un Marasini inspirado.

Calificación: Para verlo de nuevo con aire acondicionado.

20.9.08

OPERATIVO MORLA

Ya que nadie emite comentarios, por lo menos les tiramos un multiple choice.

Esta pieza teatral me pareció:

A- Para toda la familia.

B- Para sonrojarse.

C- Un canto a la vida.

14.9.08

MUÉRDANME TODO, SEÑORITAS

Por el Sr. Camacho
Escena de "Minnesota".

Ante la inexistencia de cronistas noveles o avezados y, por extensión, al fracaso pomposo de nuestra anterior convocatoria retomamos estas crónicas teatrales con el Word 98 bien en alto. Va.

Calor húmedo. Luz ocre. Dos sudadas y sexys dejan flotar en la atmósfera pesada galones de sensualidad orgásmica. Casi que vemos los cactus y las madejas de pasto rodando bajo una brisa cálida.
Carne femenina en vivo.

Esto promete.

Las dos esperan nada sin apuro y sorbetean con desidia dos cervezas. Hasta hay tiempo para el jugueteo con un hielo profético que recorre sus anatomías exuberantes.
La libélula excitada del deseo flota sobre sus cabezas.

Suena una armónica amodorrada y los párpados pesan como guijarros arrastrados por la corriente de un arroyito perezoso.
Candy y Sandy solas se asolean al sol.

Desde allá, desde el horizonte que bailotea, se acerca lento un puntito que resulta ser una desgreñada llena de polvo, sucia y exquisita, con sus piernas tiznadas por las zarzas quemadas por el sol. Y doblada al castellano neutro.
“Se me quedó el carro.”
Penélope resulta ser la forastera que busca un teléfono para llamar a su hermano y avisar que llegará tarde a su boda.
“No tenemos teléfono. Tenemos bronceador”
“El Reanult Fuego se me quedó sin agua”.
“El fuego se te apagó”.

Extraño lugar sin agua y sólo cerveza, y un río seco en las proximidades.
“No tenemos agua, sólo hielo”.

Los escarceos eróticos revolotean como buitres en celo y le preguntan si le dicen “Pene” como sobrenombre; ella reconoce que siempre tuvo problemas por su nombre: por la actriz y por ciertos lugares que ofrecen servicios íntimos para caballeros.
Se está haciendo de noche, el pueblo más cercano está lejos y le ofrecen pasar la noche allí.

Esto promete más.

“Ey, una guitarra”. Y comienza un lacónico rasgueo acompañado por la armónica repleta de far west.
Sandy o Candy, poco importa, se acurruca entre las piernas de la chica latina color café con leche.

Esto promete todo.

Las lugareñas se apartan y vierten un sospechoso polvo blanco dentro de una botella de cerveza que luego le ofrecen con simpatía oculta.
Peni, como ya la llamaban, la acepta, la bebe y se sume en un dulce sueño.
Y por fin comienza el toqueteo. La rozan, con un índice, luego con la palma, le limpian las piernas, los brazos, el rostro.
Gimen, se auto-tocan, hasta sin avisar, y como una visión de un canal de cable codificado, un seno se asoma a ver cómo va todo.

Los jadeos van en aumento y Sandy, Candy o ambas comienzan a disputarse la presa.
Entonces, aparece la primera gota de sangre en los labios y chorreteos densos y carmesíes.
Las sudorosas cowgirls resultan ser una especie de vampiras del desierto, surgidas de un script movie en colaboración de Sergio Leone, Quentin Tarantino y bocetadas por Milo Manara.

Mientras la sorben como un helado de dos bochas, Penélope medio que despierta y se resiste un poco, pero la contingencia es hábilmente solucionada a guitarrazos y mordida sin escrúpulos.
Luego, así, toda muerta y murmurante, se la llevan para que los cuervos que ya se oyen graznar solo dejen los huesos bajo el sol.

Las vampiras, en las pieles goteadas de Angelini y Di Cienzo, con un ping pong excitante de pechos muy bien integrados a la ficción.
Penélope, una Caviccia desgarbada, altamente mordisqueable, y que desearíamos encontrarla haciendo autostop en alguna carretera perdida.


Lo Minúsculo: Un mundo a base de erotismo y granadina.
Lo Inesperable: El empalme de géneros.
Trivia: “No nos dio tiempo de ponernos los dientes de vampiro de cotillón”
Calificación: Me gustaría tenerlas a las tres en casa un sábado por la noche.

11.9.08

VESTUARIO DE CABALLEROS

Escena de "Vestuario de caballeros"
Opine con total libertad.

3.9.08

PAN Y VINO

Escena de "Pan y vino"

A pesar que nadie mandó nada, reincidimos con esta estupenda idea de que ud. se convierta en un Cronista Minúsculo.
La ocasión amerita para que se explaye en el debut puritano de Gabriel Marasini.
Si se copa, mande su artículo a teatrominusculo@gmail.com

Le recordamos que los artículos serán leídos en vivo por un ser vivo.

Vamos!

25.8.08

CERRO CATEDRAL

Escena de "Cerro Catedral"

Conviértase en un Cronista Minúsculo.
Deje su crítica sobre esta hermosa pieza teatral (sin obligación de compra)
Nuestro Consejo Minúsculo evaluará los artículos recibidos y se expedirá en base a su contenido, considerando:

- El que haya visto cosas que otros no hayan visto.
- El que nos produzca menos efectos traumáticos.
- Los que lo hayan visto de atrás para adelante y hayan descifrado las claves ocultas.
- Otras cuestiones que no hemos definido aún.

El Consejo Minúsculo leerá en vivo los artículos recibidos cuando pinte.

Envíe su documentos a teatrominusculo@gmail.com

Vamos! Anímese!

17.8.08

ASADO NEGRO

Por el Sr. Camacho
Escena de "La Carnicería (o Res)"

Si creíamos que todo estaba dicho en materia de Minúsculos, esta fue una sorpresa grata y antropofágica.
Una excelente ambientación a puro pulso nos sitúa en la típica carnicería de barrio: “Centro Integral del Alimentos Don Elio”.
Soberbio el hallazgo lumínico del tubo de luz contrapicado que creemos será un componente que nos visitará sin culpas y con regularidad.
Rodríguez Rafael con un refriegue de cuchillas, habita un carnicero lentes oscuros, cadena dorada al cuello, boca a lo Stallone y pelvis seductora.
La bajadita al sótano, recurso un tanto visto, cobra aquí una dimensión hiperrealista y de vanguardia.
El arribo de un sobrio/medido/ecuánime/siempreocurrente/apoyaditoenlapuntadelmostrador Cáceres Leopoldo, anticipa una situación de montaña rusa.

“Tengo un evento, un asado. Lo ascendieron a Riganti. 30 personas. Dame todo.”
El carnicero dice que son las once de la noche y que no hay nada. Minúsculo actual que habla del desabastecimiento y de política como al pasar, para el que pesque la crítica social.
El cliente saca un tango 300, dialoga con un Bermúdez y explica la situación anti-asaderil.
“Pasta no es lo mismo”.
Saca un arma y la pone sobre el mostrador, clásica amenaza sin vueltas. Sí. Es policía. El arma le quedó de un allanamiento. El carnicero paradójico dice que no tiene carne.
Y el cliente del Precinto 14: “Cuando vos vas por algo, y nosotros no tenemos ni balas, salimo´ igual. Hasta piedras usamos una vez”
Comienza un diálogo de un realismo fantástico donde se habla de sindicatos, coimas, cadenas de mando donde un superior se mueve y queda el espacio para ascender, allanamientos y un largo despilfarro de creatividad a pura adrenalina catapultada por los bajos instintos de los presentes.
Otra frase de la galera del agente: “Vos te estás cagando en los ritos. De donde yo vengo se celebra, no con sanguchitos como vos”.
Llama a Bermúdez que le informa que la pasta no prendió.
Revólver en mano afirma que le muchacho va a conseguir algo.
El carnicero se defiende, dice que tiene dos hijas, que es tan pobre que a la calle donde vive le cambiaron el nombre varias veces.
“Asado para 30 personas” , le murmura el agente del Precinto 14 y sale.

El carnicero le ruega a Dios por una señal para saber qué debe hacer.
Pisadito, ingresa un linyera casi antropomórfico, jorobado in situ, de lengua espesante, timbre de voz irritante, piyama de saldo envuelto en la piel de Cáceres Marcos. Sí, hermano en la vida real del otro y con la misma mente enferma.
Este es el punto exacto donde comienza un desbarranque, una carrera cien metros llanos a lo terrible.
Uno se lo ve venir pero sigue mirando, deseando que llegue eso que uno se ve venir pero sigue mirando.
El linyera no entiende nada, no sabe ni donde está.
“Me dejaron solo. No me puedo valer por mí mismo. ¡Auxilio! ¡Estoy solo!”.
“Mi mamá me ponía ropita apretada, eso trae consecuencias”
, cuenta exhibiendo su humanidad.
“Me dicen El Bebo. Me tiraron de chiquito a la calle, no sabía ni qué era la propiedad privada”.
El carnicero, a la pregunta de “cúanto estás pesando, Bebo” lo invita a pasar al sótano.
Listo. Jonathan Swift con su “Una modesta proposición: Para prevenir que los niños de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o el país, y para hacerlos útiles al público” no hubiera podido dormir por meses.

Invisibles a los ojos del público se escuchan los gritos espeluznantes de El Bebo.
El carnicero sube bañado en sangre.
Vuelve el agente del Precinto 14 y pide su asado.
El carnicero baja y se escucha una sierra serrando y gritos gritando.
El carnicero le acerca una bolsa donde sabemos que van partes del solitario Bebo.
“Ese es mi mondongo”
Se escuchan los quejidos del amable donante y el cana pregunta qué pasa ahí a lo que el carnicero explica que es Carlitos, un obrero que repara la cámara frigorífica.
“¡Pasame el caladril!” , grita El Bebo.
Uno piensa, que ya está, que esto está en el tope, ya no se puede subir más.
Entonces, de muy improviso aparece la víctima ostentando un muñón explícitamente sanguinolento.
“¡Mátenme, déjenme partir!”.
Comienza un forcejeo entre las partes involucradas.
“¡Dejame el cartílago en paz!”.

Le arrancan el hueso y el agente se lo guarda en la bolsita de compras.
“¡No te la lleves, que es mi parte más atlética!”
Al final, se conmueven, le atan la bolsa con sus pertenencias físicas al muñón, lo meten en el carrito de super y lo dejan ir.

Termina el caos rojo. El carnicero arrepentido. “Sos muy ambicioso, no podés hacer cualquier cosa por plata”, le acota el agente.
Luego, llama a Bermúdez y le dice: “Tenemos la carne, la van a tener que venir a buscar ustedes”. Y luego baja al sótano, como una vaca flaca y erguida.
Llama de nuevo: “Mamá, pagué el gas”.

Y el carnicero cierra: “Qué hombre. Va a dar su vida por una causa.”
Fin sin anticoagulante.

Lo Minúsculo: Los efectos especiales de la verborragia.
Lo Inesperable: Todo. Y las tentadas de Rodríguez.
Trivia: “Cómo hacemos para superar esto”, dicho por un integrante del Minúsculo.
Calificación: Para volverse adicto a la sopa de vegetales.

UN ANTICRISTO HOGAREÑO CON MAYORÍA DE EDAD

Por el Sr. Camacho
Escena de "Ocho del ocho del cero ocho"

En una época donde los profetas están de pic-nic y las grandes industrias del cine norteamericano ya no juegan con la catástrofe porque la realidad abusa con deshonor de la fantasía, El Minúsculo de Cámara, este cúmulo de Latinoamericans Low Fi Actor´s que desafía infame una revancha del destino, retorna trastornado en una fecha de nómina apocalíptica, cacofónica, onomatopéyica, rimadística.

Una amarga de verde recibe un cajón de feria con un bebé llorador, la escena típica del huérfano muy abandonable.
En pleno desconcierto, ingresa una dulce de naranja, que interpreta la llegada del vástago como un milagro.
Sólo una carta sellada y sin remitente acompaña el envío Express.
“Abrir antes del 8/8/08”. La naranja la quiere abrir, la verde never.
“Empecemos de cero, como si hubiera nacido hoy. Yo lo parí” , dice la naranja.

Uno percibe una situación noble, de dos típicas hermanas de carácter complementario. Una amarga, la otra dulce.

“Octavio se va a llamar” .

La naranja al salir, deja caer un “Todavía tiene la mollera blanda; se la apreté. Espero que no influya en su crecimiento”.
La naranja esconde la carta que intuimos tendrá una vuelta de tuerca en cocacola final.

Llega desde el fondo una especie de payaso rojo under o muy pobre con un racimo de globos multicolor. No habla pero camina como pisando ranas.
Despliega un sinfín de rutinas naif de hágalo usted mismo: infla un globo negro (un detalle matafórico o simplemente el globo que quedó) y soltando su aire hace un playback del pitido, sopla una cornetita por la nariz y fruto del olvido o como parte de una estrategia actoral sin parangón sale de escena a buscar una caja llena de efectos cotillón.

Desde fuera se escucha “Octavioooo”. El payaso rojo under se altera y apaga la luz.

Se produce la llegada iridiscente de la amarga de verde ya entrada en años y mechón blanco con una ínfima torta de cumpleaños que luce un 18 de parafina ardiente.
El robusto payaso rojo under se oculta tras algo que no lo oculta y comienza el clásico juego del “Oh… ¿dónde está Octavio?", pero exento del iva al menor atisbo de cariño maternal.


“Yo sabía que no tenía que haberte golpeado la mollera”.

Aquí, como espectadores muy vivos, inferimos que es Octavio el huérfano, que han pasado 18 añitos y que los cromosomas del adolescente están en claro offside.
La amarga se harta y se va. Entonces, regresa la otra dulce también entrada en años y mechón blanco con la torta y el feliz cumpleaños desbordable de cariño adoptable.
La dulce todo le festeja pero llega la amarga con un cuchillo y asesina el bizcochuelo.
“Arroz con leche” , surge desde el éter sonoro y se deposita como un tul pentagramístico con una clara infracción al artículo 5 de El Manifiésculo, pero que pasaremos amablemente por alto.


Octavio continúa con su despliegue de trucos y pasa por dibujar caritas en los globos a hacer un impagable cisne de origami con una servilleta de papel.

Como al pasar, Octavio encuentra la carta que ha permanecido oculta durante 18 añitos.
El big nene es mandado a su pieza mientras las chicas opuestas discuten el destino de la carta: porqué está ahí si debería haber sido destruida, que abrila, que no, que sí. Al final deciden abrirla y leen algo que las afecta notablemente.

Regresa Octavio convertido en un maorí colorado de noventa kilos y su rostro delineado con ochos en clara alusión profética y flotando en una nube de dispersión.
Las dos lo miran con terror y se lo quieren sacar de encima. La amarga parece volverse dulce y la dulce parece volverse amarga. Las personalidades saltan de una a la otra mientras Octavio mira el ping pong expresivo.

“Ella es tu mamá. Yo no soy tu mamá” .

Octavio duda pero se abalanza hacia la siempre amarga y le tuerce el pescuezo como a una gallina rellena de hiel. Sufre, gime y muere.
El nene de ochos contempla su obra y se dirige feliz a abrazar a la dulce que impávida observa.
Pero ésta se desploma. Y muere.
Octavio, el huérfano, el payaso rojo under, el maorí colorado, se desconcierta un rato, pero luego toma una velita y se canta un arroz con leche.

Queda clarísimo que las chicas, en realidad eran una sola y que todo era producto de la percepción desfasada del infante.
O si no me queda claro a mí, que leí el guión antes.

En manos de la amarga Angelini, la dulce Caviccia y Octavio del Barco.

Lo Minúsculo: Mucha imagen, poca verba.

Lo Inesperable: La caída de la grabadora que reveló el insospechado truco del bebé llorador.

Trivia: “¿Se habrá entendido?”, se escuchó luego de finalizar la pieza teatral.

Calificación: Para no adoptar a nadie.

22.7.08

VUELVE EL MINÚSCULO DE CÁMARA!!


OCHODELOCHODELCEROOCHO

Regresa el radiograbador Philips.
Regresa la portátil criminal.
Regresa el cartón reciclado.
Regresa el bolsillo que se da vuelta y tiene algo adentro.
Regresa el bache imprevisible.
Regresa el teatro para quedarse pensando y comentar con un allegado.

VIERNES 8 DE AGOSTO DEL 2008
22.00 HS
RELAXING TIME

música: set muy suave DJ Saudade
bar: drinks & bay biscuits

22.30 HS
MINÚSCULO DE CÁMARA


Biblioteca Los 39 Escalones
Cineclub Municipal Hugo del Carril
Blvar. San Juan 49

3.3.08

LABORATORIO MINUSCULO

Taller Abierto de formación y entrenamiento actoral desde
la creación instantánea y la experimentación.


La Visión
"Actúa sin acción..."
"...actúa sobre lo grande mientras todavía es Minúsculo." El Tao de la Paz, Wang Chen

Objetivos generales:
-Abordar un intenso entrenamiento físico y expresivo.
-Aproximarse a las diversas formas de composición teatral minúscula.
-Otorgar herramientas al servicio de una poética de amplio espectro. Desde la improvisación pura hasta el abordaje de textos teatrales minuciosamente partiturizados, siempre desde una concepción del actor como epicentro del hecho teatral.

Contenidos.
EL ACTOR DESAMPARADO

ACTORALIDAD
a) improvisación
La improvisación como técnica.
.La improvisación como ejercicio de flexibilización de las posibilidades de operar sobre la imagen y sobre el sentido de la imagen del propio cuerpo.
La improvisación como poética.
.La improvisación productora de una poética particular
.Revelación del sentido de la imagen del actor
.El sentido: desde el personaje y desde el lenguaje

b) entrenamiento expresivo
.Aumento de la capacidad de generar sentido a través de la imagen del cuerpo del actor
.La doble vía de retroalimentación en tiempo real de la “ocurrencia argumental” y la imagen del actor como acontecimiento escénico

AUTORALIDAD
.Actores autores- equilibrio entre los dos roles
.Multiplicidad creativa y compositiva
.Se trabajarán dos instancias:
-El trabajo pre-escénico: análisis de la estructura dramática
-El trabajo escénico: la dramaturgia escénica.

Se entregarán certificados con el 80% de la asistencia
Informes e inscripciones:
Lunes a viernes de 10:00 a 19:00 hs. en Bv. San Juan 49.Teléfono: 434 1609 -
ceroenconducta@gmail.com - www.cineclubmunicipal.org.ar/ceroenconducta