27.11.07

PLAYMOBIL HIGH SOCIETY KIT

Por el Sr. Camacho
Escena de "Bailar hasta morir"

En “Bailar hasta morir” vemos a Cocó, dama de porte altivo, slim cigarettes y al borde del bótox de nacimiento emperifollarse con ademán de tarjeta Visa Gold en una amplia sala de estar ahí, decorada con terciopelos, máscara exótica, barra de drinks y espolvoreada por los efluvios del jazz.
Ingresa en gasa negra la rubia Mili en pleno proceso de gratinado adoré y comienzan a tirarse dardos de importada malicia sobre los aspectos de sus altas costuras tanto de género como de piel.
Uno adivina a dos amigas en competencia sana con fines de lucro de years ago.
Baldazos de ironía y buena onda superficial rellena de chocolate dietóxico van y vienen como en un mar de Channel N 5 embravecido.
El motivo de tanto alarde mannequenista es porque Mili espera la visita de su nuevo novio aunque no sabe aún si él es the one and only.

Llega entonces Tony, a-puestísmo de pelo planchado, jopo de estalactita, envuelto en el color alcúrnico de la alta sociedad y camisa abierta en pecho forever winner.
Mili presenta a su arrastrador de ala y deja caer: “Mamá, él es Tony” .
Este es el punto del mágico retorno donde toda la maldad al contado de las dos chicas nos cae como fichas de taxi esquizofrénico.
Cocó le clava una miríada de miradas a Tony que fuá vó.
Tony se ríe en convulsiones de boca fruncida todo el tiempo no sé sabe muy bien porqué mientras se debate entre las melenas castaña y rubia de sus anfitrionas.
El cara de muñeco de látex impermeable trae de obsequio un vino de cosecha ignota pero lejana.
Llueven las anécdotas de viajes exóticos y comentarios que revelan sus vidas.
“Vengo de navegar en velero con Duran-Duran” , tira el playmovil.
Comienza entonces un macramé actoral donde vemos el trenzado de sus biografías mediante la frase: “Me salgo un rato” , ambigüedad sobre la saltada de la cuarta pared o del triálogo.
Y al frente escuchamos decir a Mili: “Es el primer novio que traigo a casa desde que mamá interrumpió mi último embarazo” , a Cocó narrar su amor oculto y previo con Tony y a Tony como conquistó a Mili en un crucero por el Atlántico.
Ajá: triángulo amoroso de alta suciedad.
Llega el momento del brindis y Tony sirve el vino que compró al vender una de sus euroempresas.
Al derramarse un poco Mili observa con agudeza: “Mirá, Tony, esta gota son cinco mil empleados”.
Chín-chín, las chicas beben y vemos que ingresan en un extraño estado de sitio neuronal.
Tony se sale un rato y revela que el vino está adulterado con una nueva droga de diseño que trajo de Ámsterdam.
Relata la sintomatología mientras las empastilladas caen bajo lujurioso frenesí.
Desde el éter suena un tema musical de clara reminiescencia ele-ese-dé-en-eme-pe-tres y todo lo envuelve.
Tony las apoya un rato y luego va hacia la máscara exótica y al intentar tomarla, suena una alarma. Se corta todo y Tony le revela a las embriagadas que todo fue un plan para robar la valiosa máscara.
Vemos como el Minúsculo vira de una comedia negra a una dimensionalidad desconocida.
El final se declina en un ping-pong de “me-salgo-un-rato” y nos enteramos que la máscara está maldita y posee al que ose tomarla y lo lleva a la muerte como al difunto padre de familia.
Tony y la máscara luchan.
Gana la máscara y Tony mata a Cocó y a Mili.
Luego se sale un rato:
“Y así la máscara se apoderó de mi espíritu y quedé bailando por toda la eternidad.
Baila un poquito y goodbye.
Raro, sí.
Culpa escénica de Angelini, Roland, Monteagudo.

Un pecado: El fucking sistema eléctrico-lumínico que colapsó una vez más.

Una virtud: La pincelada alcúrnica.

Trivia: La blonda actriz: “A mí me dijeron que están tomando mucho whisky. Compremos”

Calificación: Pase libre a un country top con regreso abierto.

18.11.07

Y AL MAYORDOMO LE HICIERON SONAR LA CAMPANILLA

Por el Sr. Camacho
Escena de "Golpe bajo"

“Golpe bajo” nos sitúa entre las cuerdas de la alcurnia almibarada high society, MTV latino, terratenientismo, grotesco argentino y cine negro clásico inglés.

Carmen es una señora muy aseñorada en fase pos-operatoria rociada en morfina, laca, con la columna vertebral 100 % almidón y refugiada bajo varios centímetros cúbicos de crema Pond´s.
Somos testigos de su disfónica llamada a Clementina, poseedora de vitales documentos a sola firma a-cerca de campos hereditarios como enfermedad ídem.

Llama entonces a Manuel, su mayordomo domado de andar en pause, fibrilismo, frac roído y gorra incrustada que ha pasado de generación en degeneración como mal familiar.
Tarda en llegar unos 5 minutos reloj a puro temblequeo de bastón y cuenta que viene de alambrar las hectáreas y limpiar las caballerizas.
Ante la pregunta de Carmen sobre los años que hacen que están juntos balbucea:
“Cuento todo por la vida de los caballos. Han pasado como 3 ponys ya.”
El contrapunto delirado incluye reflexiones sobre los perros que custodian la casa:
“Han probado sangre esos perros.”

Aquí Manuel se desgaja en lágrimas y cuenta que su sobrino Huguito ha quedado huérfano y no tiene dónde vivir.
“Un lugarcito en las caballerizas”.

Claro está que Ingresa Huguito meneador de cabeza rítmica y párpados a media asta, en guerrillera verde, musculosa roja caladita, cadena al cuello, pelo largo mojado con mediacola y orgulloso diente de alpaca. Todo con un aire very cool jipjopero de barrio y con las rodillas en hamaque permanente.

“Estoy moviendo músculos que nadie conoce”, mientras enseña su anatomía.
Llega con dos bolsos como considerando la sangüijueleada y cuenta que ha accedido a una beca de Rap. Ante el desconocimiento de la señora, Huguito hace gala de una master class de Reguettón donde todo resbala por la pendiente de lo insólito: Manuel hace pole-dance senil, la señora deja corretear su pelvis por los campos del erotismo y se chorretea con whisky de tercera marca.

Luego del exceso de beats la señora sale a ducharse y Manuel a continuar con los alambrados.
Huguito queda solo y hace un check-in ocular del lugar. Se hace pasar por la señora, llama al garage y le da extrañas instrucciones al chofer para que se suba al Porsche y lo reviente contra una pared. “Cómo me voy a divertir acá”.

Mientras revuelve todo ingresa la señora Carmen que cree descubrir un ladrón y lo apunta con ínfima pistola.
Todo se aclara y Huguito cuenta que su sueño es ser boxeador. Se calza un par de guantes y calza a Carmencita hasta dejarla nocáut en el sofá.

“¡Dale, Hugo ventosa, tifón, viento pampeano!”, se auto-alienta.
Regresa Marcel, el mayordomo anunciando una rebelión de los ponys y descubre el cuerpo desparramado de la dueña de casa.

Y luego el derrape: tío y sobrino discuten, la señora se levanta de su desmayo y sobrino y señora terminan golpeando a Marcel hasta que alcanza a decir “La mesa está servida” y explota.

La señora Carmen como final de copa intercontinental hace el cambio de último minuto y pone a Huguito como mayordomo y le ordena ir a buscar una pala para enterrar a su ex-tío.

Manuel parece volver unos segundos y la señora lo remata a guantazo impío.
Luego llama a Clementina y le da la trágica noticia y deja la firma de los papeles para otra ocasión.
Y como duelo, se tapa con el negro de la luz que se va como ánima de mayordomo.
Remontaron el barrilete cósmico de lo imposible Lorena Caviccia, Leopoldo Cáceres y Xavier del Barco.

Un pecado: El whisky era té del miércoles.

Una virtud: El zooilógico escénico.

Trivia: “Creo que hoy aparece Caviccia grado C” y "Me guardo esto acá, por las dudas" mientras ocultaban hábilmente un guión en un bolso escénico.

Calificación: Un uppercut de zurdita.

12.11.07

LA RAMA QUE MECE EL DURAZNO MADURO DEL AMOR VECINO

Por Fidel Correcto. Inspector de calidad

Escena de "Las cosas que le gustaban"

-“Y negra.. ¿de qué se trató el Minúsculo de esta noche?”
-“Mirá… actuaban la Lili Angelini, Gonzalo Dreizik y Jorge Monteagudo”
-“¿Pero de que iba?”
-Resulta que una mujer que esta mal mal mal por que su marido la dejó… recibe la visita de un vecino para cortar la rama del duraznero del fondo de su casa porque colinda con la suya y se le llena de duraznos hipermaduros la casa.
Corta la rama, entra un vendedor que les vende una sábana de 2 plazas, ellos la compran, el vendedor se va y la mujer queda sola igual que el principio pero más feliz”
-Entonces estuvo malo… No pasaba nada!
-No!!!! No entendés nada! Pasó de todo! Eso es el amor!! Bestia, andate de mi casa...

(Portazo de hombre herido de amor)
(Mujer sola en sillón llorando por su amor)

Esta imitación de la vida cotidiana. El “no pasa nada”. Llenarse de momentos incómodos, de miradas cómplices. Pocas palabras y mucha REALIDAD MAGNÈTICA. Licuados reales en escena, cortes de luz reales. Nada preparados. Un vendedor sin un brazo llevándonos al mágico mundo del malabar con una sola pelotita.
“Mire..las sabanas me las han arrancado literalmente de la mano”
(Chiste obvio pero sumamente efectivo por que le faltaba una mano)

Raymond Carver (escritor de cuentos norteamericanos que están buenísimos y lo que sucedió esta noche se parece muchísimo a algunos de sus cuentos que no se consiguen en las librerías no sabemos porqué, quizás por que es muy bueno y Cohelo no quiere que se disminuyan sus ventas y mandó a un grupo de chicos que quemen sus libros o simplemente nadie lo conoce demasiado) piensa en su tumba... “Si hubiese estado vivo.. lo hubiese ido a ver… y quizás lo hacia película.”

Actuaciones en una sintonía capaz de recorrer todo el dial de la escena teatral. Un Minúsculo MALLLLLL donde todo sale BIENNNNN.
Pensamos talvez… ¿Existe gente que esté tan mal? Y yo pienso ¿A quién no le patearon el corazón mas de un millón y 12 de veces? ¿Quién no desea volver a recordar amores perdidos? ¿A quién no le gustaría hacerse un licuado de bananas con leche? ¿A quién no le gustaría caminar y caminar por un condominio de 24 manzanas vendiendo de todo tipo de objetos que entren en una valija de mano?
Llegando a un final de año… donde las fiestas nos aburren… nos alegran … nos emborrachan … nos olvidan … nos roban … nos quieren … nos echan … nos olvidamos de llamar a la tía Porota… nos llama la tía Porota … nos habla mucho … nos dormimos … nos embolamos … nos empalagamos…
El espacio teatral de una biblioteca que se convierte en un gran ático de personas y espectros imaginando mundos que podemos encontrar en el bolsillo del saco de la vida cotidiana.

(Mujer ríe en sillón. Prepara licuado de durazno. Canta “Durazno Sangrando” contenta.¿Alguien tocará su puerta?)

Un pecado: La zapatilla con 180 V generando apagones furiosos.

Una virtud : The real licueitid (el licuado real)

Trivia : El Dj de la noche: “Gordo gordo, fijate si podés apagar las dicroicas que me están matando”

Calificación: 10 pesos el licuado.

7.11.07

CRIMINAL CARRUSSEL

por el Sr. Camacho
Escena de "Remitente desconocido" (Gentileza de Ignacio Cámara).

“Remitente desconocido” fue un Minúsculo muteado y mutable. Dejó vacante a la palabra que se mordía en la punta de la lengua romance para salir y apropiarse del discurso como político rencoroso.
En una contorsión extrema del expresionismo sobre la cuerda floja se internó en el abismo espiralado de un perpetuo vaivén de muertes y complicidades invisibles.
Al principio vemos ingresar a una chica en trastabilleante agonía estrujando en su mano un misterioso sobre carta A4.
Mueca roja a borbotones.
De sobrepique cae otra chica que descubre el horror e intenta manotearla antes de que se vaya derechito a la luz del más allá. Pero es demasiado tarde y se va nomás sin decir ni ay.
Aparece un caballero enfundado en traje azul y valija en mano.
En un maremágum de miradas cómplices e intriga busca en la muertita algo que no puede encontrar. Finalmente saca de su valija una bolsa negra, la enfunda, se arquea con la occisa y parte rumbo a destinatario desconocido.
La chica sola en semi-shock extrae el sobre oculto, lo abre, y lee un número que marca en su móvil. Del otro lado de la línea pasa algo que repercute como flechazo en el cuerpo de la confusa que huye.
Ingresan el caballero azul de la valija y la ensangrentada del principio pero ahora viva y limpita de rojo. De la valija sacan papel, tijera y diarios y collagean algo en un papel que va a un sobre azul.
A la pasada el hombre saca un cuchillo ensalzado de rojo que oculta en la valija.
La chica muerta ahora viva sale a llevar el sobre azul a alguna parte.
El hombre queda solo y su móvil suena. Atiende y del otro lado llega algo que lo sume en llanto grave.
Acto seguido ingresa la chica que encontró a la primera muerta en trastabilleante agonía estrujando en su mano el misterioso sobre azul.
Otra vez mueca roja a borbotones.
Detrás la sigue close up la primera muerta pero viva con un chuchillo chorreante de rojo en su mano.
Todo en repeat: cuchillo a la valija, sacada de sobre, duda, embolsada negra y salida.
La chica queda sola y recibe la llamadita rara que la altera.
Desde el fondo ingresa el caballero en idéntica actitud de muerte: agonía roja, sobre azul en mano y escoltado en steady cam por la chica que queda y su cuchillo rezumante.
Mueca en rojo again, estertores varios, gorgoteos y muerte al fin.
Cuchillo rojo a la valija. Las chicas rescatan el sobre. Ríen. Lo queman. Envuelven con bolsa negra al fallecido rojo y azul y se lo llevan.
Desde la valija, un diálogo:

-“¿Lo hiciste?”
-“Sí, lo hice, ¿y vos?”
-“Sí, lo hice, ¿y vos?”
-“Sí, lo hice.”
-“Ya no va a pasar más”

(Coro hasta desaparecer)

Una colección de imágenes inéditas que se mastica la cola en perpetuo retorno como ouroboros caprichoso, en las manos enguantadas de Caviccia, Irigo y Monteagudo donde todo lo no dicho puede ser utilizado en su contra y lo rojo se impregna en todas partes.

Un pecado: Desajustes en el desenchufe final y la alzehimeresca salida de Monteagudo que tenía que permanecer en escena.

Una virtud: La persistencia carmín y el riesgo asumido.

Trivia: Una actriz "¡Este rojo no me sale con nada!". Un actor: "Y bué…ya está. No te quemés."

Calificación: No apto para big lovers de nuestra florida lengua castellana.