4.12.07

TRIUNVIRATO METEOROLÓGICO

Por el Sr. Camacho
Escena de "La Timba Real"

La Reina del Agua flota en una cumulonimbus condensada de dos de hidrógeno una de oxígeno mientras canta una extraña tonada en escala ascendente y se autohidrata con un pulverizador.
La Reina de Las Luces y La Energía se enchufa a dosveinte y le resplandece la corona made in china.
El Rey de la Oscuridad mira raro veteado de negro como un helado con salsa de chocolate pagano.
Las tres id-entidades se inclinan noventa grados celsius con ademán solemne ante El Oso Caqui, un icono peludo e inmutable relleno de guata que observa todo con ojos de plástico.
Uno se pregunta qué manipulación esotérica e inquietante tejen estos seres en el telar de la vía bífidoláctea.
Y se queda tranquilo al descubrir que sólo se reúnen a apostar por el Futuro de la Humanidad Toda.
“La Timba Real” nos trasmigra como lama tibetano a un universo desconocido de mundano y vicioso esoterismo donde estos monarcas de la Pacha Mama desafían sus propios miedos con cobarde valentía.
Mediante un extraño y ocultista sistema que deja a cualquier casino de Las Vegas a la altura de las timbas clandestinas de Isidoro Cañones, van tirando dados y sacando cartas que los enfrentan a sus opuestos directos a través de la consumación de prendas maléficas, acatables y kriptonitianas.

Siempre se alían dos contra el infortunable que queda.

A La Reina del Agua le toca fumar, meter humo en sus pulmones cristalinos en contra de la ordenanza de la Ley Nº 23.344.

A La Reina de Las Luces y La Energía la desenchufan y le apagan los cuarzos de 300 mientras sufre retorcijones iluminada y eterna con una linterna emergente de su caja toráxica.

Resta El Rey de la Oscuridad. Se le exige a El Oso Caqui que haga saber su voluntad.
“Este oso habla, lo que pasa es que hace silencio”, una frase de orientación zen que deja caer con disimulo el que habita en las sombras.
La Reina del Agua comienza un alegato a favor de las manifestaciones acuosas que la hace merecedora de un subsidio imperecedero por parte de Greenpeace y se arma un debate en torno a las anguilas, sobre las cuales reclama su eléctrico derecho La Reina de Las Luces y La Energía.
“Es un extra que le dieron al bicho”
“Podés intervenir si querés”, le espeta ambiguamente la amante de lo insípido-incoloro-e-insaboro ante el mudo verbo físico de El Oscuro.
Los tres se abocan a una instancia gremial de debate envuelto en un lenguaje políticoalquímico y filosofal.
Una ofrece sus perlas.
La otra las anguilas.
El otro los murciélagos.
No hay acuerdo y la moción, compañeros, es que El Oso Caqui decida la oferta más coherente.
La Reina del Agua saca una carta y su rostro acuático se transforma de horror sin fin.
El Oso Caqui cae. Por casualidad o por fuerzas invisibles.
La Reina del Agua se seca.
Detrás los otros dos someten al relleno de guata a reanimación a dosveinte.
“Una lágrima, por favor”, suplica la que vuelve al polvo mientras El Amante de las Tinieblas le verte graduado elíxir sobre su cabeza.
Y muere.
El equilibrio del fantástico mundo del color se viene a pique.
El Rey de la Oscuridad se acerca a la luz como una pollilla de setenta y cinco quilos.
Y muere también.
La Reina de Las Luces y La Energía se consume como pila sulfatada.
Y también muere.
Final que golpea con la reflexión apocalíptica de que estamos solos e infantilmente confiados a merced de fuerzas ignotas y excomulgadas.

Se embadurnaron como los dioses Caviccia, Irigo y Dreizik.

Un pecado: El whisky de veintinueve pesos en los ojos de La Reina del Agua.
Una virtud: La pátina visual.
Trivia: La Reina de la Luz a los otros monarcas, refiriéndose al cable de las lucecitas de colores “¿Y con esto qué hago, me lo meto en el…?”
Calificación: Para no confiar en la naturaleza y derogar la ley de bosques.

27.11.07

PLAYMOBIL HIGH SOCIETY KIT

Por el Sr. Camacho
Escena de "Bailar hasta morir"

En “Bailar hasta morir” vemos a Cocó, dama de porte altivo, slim cigarettes y al borde del bótox de nacimiento emperifollarse con ademán de tarjeta Visa Gold en una amplia sala de estar ahí, decorada con terciopelos, máscara exótica, barra de drinks y espolvoreada por los efluvios del jazz.
Ingresa en gasa negra la rubia Mili en pleno proceso de gratinado adoré y comienzan a tirarse dardos de importada malicia sobre los aspectos de sus altas costuras tanto de género como de piel.
Uno adivina a dos amigas en competencia sana con fines de lucro de years ago.
Baldazos de ironía y buena onda superficial rellena de chocolate dietóxico van y vienen como en un mar de Channel N 5 embravecido.
El motivo de tanto alarde mannequenista es porque Mili espera la visita de su nuevo novio aunque no sabe aún si él es the one and only.

Llega entonces Tony, a-puestísmo de pelo planchado, jopo de estalactita, envuelto en el color alcúrnico de la alta sociedad y camisa abierta en pecho forever winner.
Mili presenta a su arrastrador de ala y deja caer: “Mamá, él es Tony” .
Este es el punto del mágico retorno donde toda la maldad al contado de las dos chicas nos cae como fichas de taxi esquizofrénico.
Cocó le clava una miríada de miradas a Tony que fuá vó.
Tony se ríe en convulsiones de boca fruncida todo el tiempo no sé sabe muy bien porqué mientras se debate entre las melenas castaña y rubia de sus anfitrionas.
El cara de muñeco de látex impermeable trae de obsequio un vino de cosecha ignota pero lejana.
Llueven las anécdotas de viajes exóticos y comentarios que revelan sus vidas.
“Vengo de navegar en velero con Duran-Duran” , tira el playmovil.
Comienza entonces un macramé actoral donde vemos el trenzado de sus biografías mediante la frase: “Me salgo un rato” , ambigüedad sobre la saltada de la cuarta pared o del triálogo.
Y al frente escuchamos decir a Mili: “Es el primer novio que traigo a casa desde que mamá interrumpió mi último embarazo” , a Cocó narrar su amor oculto y previo con Tony y a Tony como conquistó a Mili en un crucero por el Atlántico.
Ajá: triángulo amoroso de alta suciedad.
Llega el momento del brindis y Tony sirve el vino que compró al vender una de sus euroempresas.
Al derramarse un poco Mili observa con agudeza: “Mirá, Tony, esta gota son cinco mil empleados”.
Chín-chín, las chicas beben y vemos que ingresan en un extraño estado de sitio neuronal.
Tony se sale un rato y revela que el vino está adulterado con una nueva droga de diseño que trajo de Ámsterdam.
Relata la sintomatología mientras las empastilladas caen bajo lujurioso frenesí.
Desde el éter suena un tema musical de clara reminiescencia ele-ese-dé-en-eme-pe-tres y todo lo envuelve.
Tony las apoya un rato y luego va hacia la máscara exótica y al intentar tomarla, suena una alarma. Se corta todo y Tony le revela a las embriagadas que todo fue un plan para robar la valiosa máscara.
Vemos como el Minúsculo vira de una comedia negra a una dimensionalidad desconocida.
El final se declina en un ping-pong de “me-salgo-un-rato” y nos enteramos que la máscara está maldita y posee al que ose tomarla y lo lleva a la muerte como al difunto padre de familia.
Tony y la máscara luchan.
Gana la máscara y Tony mata a Cocó y a Mili.
Luego se sale un rato:
“Y así la máscara se apoderó de mi espíritu y quedé bailando por toda la eternidad.
Baila un poquito y goodbye.
Raro, sí.
Culpa escénica de Angelini, Roland, Monteagudo.

Un pecado: El fucking sistema eléctrico-lumínico que colapsó una vez más.

Una virtud: La pincelada alcúrnica.

Trivia: La blonda actriz: “A mí me dijeron que están tomando mucho whisky. Compremos”

Calificación: Pase libre a un country top con regreso abierto.

18.11.07

Y AL MAYORDOMO LE HICIERON SONAR LA CAMPANILLA

Por el Sr. Camacho
Escena de "Golpe bajo"

“Golpe bajo” nos sitúa entre las cuerdas de la alcurnia almibarada high society, MTV latino, terratenientismo, grotesco argentino y cine negro clásico inglés.

Carmen es una señora muy aseñorada en fase pos-operatoria rociada en morfina, laca, con la columna vertebral 100 % almidón y refugiada bajo varios centímetros cúbicos de crema Pond´s.
Somos testigos de su disfónica llamada a Clementina, poseedora de vitales documentos a sola firma a-cerca de campos hereditarios como enfermedad ídem.

Llama entonces a Manuel, su mayordomo domado de andar en pause, fibrilismo, frac roído y gorra incrustada que ha pasado de generación en degeneración como mal familiar.
Tarda en llegar unos 5 minutos reloj a puro temblequeo de bastón y cuenta que viene de alambrar las hectáreas y limpiar las caballerizas.
Ante la pregunta de Carmen sobre los años que hacen que están juntos balbucea:
“Cuento todo por la vida de los caballos. Han pasado como 3 ponys ya.”
El contrapunto delirado incluye reflexiones sobre los perros que custodian la casa:
“Han probado sangre esos perros.”

Aquí Manuel se desgaja en lágrimas y cuenta que su sobrino Huguito ha quedado huérfano y no tiene dónde vivir.
“Un lugarcito en las caballerizas”.

Claro está que Ingresa Huguito meneador de cabeza rítmica y párpados a media asta, en guerrillera verde, musculosa roja caladita, cadena al cuello, pelo largo mojado con mediacola y orgulloso diente de alpaca. Todo con un aire very cool jipjopero de barrio y con las rodillas en hamaque permanente.

“Estoy moviendo músculos que nadie conoce”, mientras enseña su anatomía.
Llega con dos bolsos como considerando la sangüijueleada y cuenta que ha accedido a una beca de Rap. Ante el desconocimiento de la señora, Huguito hace gala de una master class de Reguettón donde todo resbala por la pendiente de lo insólito: Manuel hace pole-dance senil, la señora deja corretear su pelvis por los campos del erotismo y se chorretea con whisky de tercera marca.

Luego del exceso de beats la señora sale a ducharse y Manuel a continuar con los alambrados.
Huguito queda solo y hace un check-in ocular del lugar. Se hace pasar por la señora, llama al garage y le da extrañas instrucciones al chofer para que se suba al Porsche y lo reviente contra una pared. “Cómo me voy a divertir acá”.

Mientras revuelve todo ingresa la señora Carmen que cree descubrir un ladrón y lo apunta con ínfima pistola.
Todo se aclara y Huguito cuenta que su sueño es ser boxeador. Se calza un par de guantes y calza a Carmencita hasta dejarla nocáut en el sofá.

“¡Dale, Hugo ventosa, tifón, viento pampeano!”, se auto-alienta.
Regresa Marcel, el mayordomo anunciando una rebelión de los ponys y descubre el cuerpo desparramado de la dueña de casa.

Y luego el derrape: tío y sobrino discuten, la señora se levanta de su desmayo y sobrino y señora terminan golpeando a Marcel hasta que alcanza a decir “La mesa está servida” y explota.

La señora Carmen como final de copa intercontinental hace el cambio de último minuto y pone a Huguito como mayordomo y le ordena ir a buscar una pala para enterrar a su ex-tío.

Manuel parece volver unos segundos y la señora lo remata a guantazo impío.
Luego llama a Clementina y le da la trágica noticia y deja la firma de los papeles para otra ocasión.
Y como duelo, se tapa con el negro de la luz que se va como ánima de mayordomo.
Remontaron el barrilete cósmico de lo imposible Lorena Caviccia, Leopoldo Cáceres y Xavier del Barco.

Un pecado: El whisky era té del miércoles.

Una virtud: El zooilógico escénico.

Trivia: “Creo que hoy aparece Caviccia grado C” y "Me guardo esto acá, por las dudas" mientras ocultaban hábilmente un guión en un bolso escénico.

Calificación: Un uppercut de zurdita.

12.11.07

LA RAMA QUE MECE EL DURAZNO MADURO DEL AMOR VECINO

Por Fidel Correcto. Inspector de calidad

Escena de "Las cosas que le gustaban"

-“Y negra.. ¿de qué se trató el Minúsculo de esta noche?”
-“Mirá… actuaban la Lili Angelini, Gonzalo Dreizik y Jorge Monteagudo”
-“¿Pero de que iba?”
-Resulta que una mujer que esta mal mal mal por que su marido la dejó… recibe la visita de un vecino para cortar la rama del duraznero del fondo de su casa porque colinda con la suya y se le llena de duraznos hipermaduros la casa.
Corta la rama, entra un vendedor que les vende una sábana de 2 plazas, ellos la compran, el vendedor se va y la mujer queda sola igual que el principio pero más feliz”
-Entonces estuvo malo… No pasaba nada!
-No!!!! No entendés nada! Pasó de todo! Eso es el amor!! Bestia, andate de mi casa...

(Portazo de hombre herido de amor)
(Mujer sola en sillón llorando por su amor)

Esta imitación de la vida cotidiana. El “no pasa nada”. Llenarse de momentos incómodos, de miradas cómplices. Pocas palabras y mucha REALIDAD MAGNÈTICA. Licuados reales en escena, cortes de luz reales. Nada preparados. Un vendedor sin un brazo llevándonos al mágico mundo del malabar con una sola pelotita.
“Mire..las sabanas me las han arrancado literalmente de la mano”
(Chiste obvio pero sumamente efectivo por que le faltaba una mano)

Raymond Carver (escritor de cuentos norteamericanos que están buenísimos y lo que sucedió esta noche se parece muchísimo a algunos de sus cuentos que no se consiguen en las librerías no sabemos porqué, quizás por que es muy bueno y Cohelo no quiere que se disminuyan sus ventas y mandó a un grupo de chicos que quemen sus libros o simplemente nadie lo conoce demasiado) piensa en su tumba... “Si hubiese estado vivo.. lo hubiese ido a ver… y quizás lo hacia película.”

Actuaciones en una sintonía capaz de recorrer todo el dial de la escena teatral. Un Minúsculo MALLLLLL donde todo sale BIENNNNN.
Pensamos talvez… ¿Existe gente que esté tan mal? Y yo pienso ¿A quién no le patearon el corazón mas de un millón y 12 de veces? ¿Quién no desea volver a recordar amores perdidos? ¿A quién no le gustaría hacerse un licuado de bananas con leche? ¿A quién no le gustaría caminar y caminar por un condominio de 24 manzanas vendiendo de todo tipo de objetos que entren en una valija de mano?
Llegando a un final de año… donde las fiestas nos aburren… nos alegran … nos emborrachan … nos olvidan … nos roban … nos quieren … nos echan … nos olvidamos de llamar a la tía Porota… nos llama la tía Porota … nos habla mucho … nos dormimos … nos embolamos … nos empalagamos…
El espacio teatral de una biblioteca que se convierte en un gran ático de personas y espectros imaginando mundos que podemos encontrar en el bolsillo del saco de la vida cotidiana.

(Mujer ríe en sillón. Prepara licuado de durazno. Canta “Durazno Sangrando” contenta.¿Alguien tocará su puerta?)

Un pecado: La zapatilla con 180 V generando apagones furiosos.

Una virtud : The real licueitid (el licuado real)

Trivia : El Dj de la noche: “Gordo gordo, fijate si podés apagar las dicroicas que me están matando”

Calificación: 10 pesos el licuado.

7.11.07

CRIMINAL CARRUSSEL

por el Sr. Camacho
Escena de "Remitente desconocido" (Gentileza de Ignacio Cámara).

“Remitente desconocido” fue un Minúsculo muteado y mutable. Dejó vacante a la palabra que se mordía en la punta de la lengua romance para salir y apropiarse del discurso como político rencoroso.
En una contorsión extrema del expresionismo sobre la cuerda floja se internó en el abismo espiralado de un perpetuo vaivén de muertes y complicidades invisibles.
Al principio vemos ingresar a una chica en trastabilleante agonía estrujando en su mano un misterioso sobre carta A4.
Mueca roja a borbotones.
De sobrepique cae otra chica que descubre el horror e intenta manotearla antes de que se vaya derechito a la luz del más allá. Pero es demasiado tarde y se va nomás sin decir ni ay.
Aparece un caballero enfundado en traje azul y valija en mano.
En un maremágum de miradas cómplices e intriga busca en la muertita algo que no puede encontrar. Finalmente saca de su valija una bolsa negra, la enfunda, se arquea con la occisa y parte rumbo a destinatario desconocido.
La chica sola en semi-shock extrae el sobre oculto, lo abre, y lee un número que marca en su móvil. Del otro lado de la línea pasa algo que repercute como flechazo en el cuerpo de la confusa que huye.
Ingresan el caballero azul de la valija y la ensangrentada del principio pero ahora viva y limpita de rojo. De la valija sacan papel, tijera y diarios y collagean algo en un papel que va a un sobre azul.
A la pasada el hombre saca un cuchillo ensalzado de rojo que oculta en la valija.
La chica muerta ahora viva sale a llevar el sobre azul a alguna parte.
El hombre queda solo y su móvil suena. Atiende y del otro lado llega algo que lo sume en llanto grave.
Acto seguido ingresa la chica que encontró a la primera muerta en trastabilleante agonía estrujando en su mano el misterioso sobre azul.
Otra vez mueca roja a borbotones.
Detrás la sigue close up la primera muerta pero viva con un chuchillo chorreante de rojo en su mano.
Todo en repeat: cuchillo a la valija, sacada de sobre, duda, embolsada negra y salida.
La chica queda sola y recibe la llamadita rara que la altera.
Desde el fondo ingresa el caballero en idéntica actitud de muerte: agonía roja, sobre azul en mano y escoltado en steady cam por la chica que queda y su cuchillo rezumante.
Mueca en rojo again, estertores varios, gorgoteos y muerte al fin.
Cuchillo rojo a la valija. Las chicas rescatan el sobre. Ríen. Lo queman. Envuelven con bolsa negra al fallecido rojo y azul y se lo llevan.
Desde la valija, un diálogo:

-“¿Lo hiciste?”
-“Sí, lo hice, ¿y vos?”
-“Sí, lo hice, ¿y vos?”
-“Sí, lo hice.”
-“Ya no va a pasar más”

(Coro hasta desaparecer)

Una colección de imágenes inéditas que se mastica la cola en perpetuo retorno como ouroboros caprichoso, en las manos enguantadas de Caviccia, Irigo y Monteagudo donde todo lo no dicho puede ser utilizado en su contra y lo rojo se impregna en todas partes.

Un pecado: Desajustes en el desenchufe final y la alzehimeresca salida de Monteagudo que tenía que permanecer en escena.

Una virtud: La persistencia carmín y el riesgo asumido.

Trivia: Una actriz "¡Este rojo no me sale con nada!". Un actor: "Y bué…ya está. No te quemés."

Calificación: No apto para big lovers de nuestra florida lengua castellana.


28.10.07

BIODRAMA ESPUMANTE

Por el Sr. Camacho
Escena de "El mozo"

Arranca con el presentador de civil deterioro anímico anunciando la suspensión del Minúsculo por falta de sinapsis creativa.
Una pareja despareja se queja en la mesa que ocupa.

Vieja vanguardia, teatro invisible, instalación, performance, teatro low-fi, nuevas tendencias, metros cuadrados de piel expresiva, champán y lo imprevisible machacados 1-2-3 por la minipimer escénica dando como resultado “El mozo”, cuarenta y dos minutos de voyeurismo a puro ventilador.

Una pareja que percibimos en clara crisis amorosa: Vivi, treintañera floreada llevada con garbo a trote limpio pero después en galope desbocado por Angelini y Emanuel, teenager cool centímetrosexual de erotismo nervioso manipulado por Díaz Abregú.
Y luego estaba el mozo, soberbia, acotada, adusta, veterana encarnación de Rodríguez scrabbleando un mozo deambulador de moño torcido con su motor de carraspera siempre al pie de la escena.

La-pareja-de-bar-que-alguna-vez-todos-vimos intenta recomponer su relación a sorbete puro de jugo de naranja mientras el mozo primo hermano del protagonista de Memento insiste sin culpas en olvidar una y otra vez el pedido.
“No me entiendo la letra” , dice a la dama mientras le da de leer su comanda.

La relación amorosa colapsa junto con la mesa, vaso, hielera, carterita plateada, mp3 512, plumero lumínico y la composición psicofísica expresiva de los actores que es ávida y hábilmente integrada a la mini pyme pasional.
Momento que hizo saltar desconcertada a la escala sismoteatrológica de Richter: golpecito en la ventana detrás de la pareja, levantada de cortina y el mozo amnésico de moño en la aorta del lado de afuera de la ventana con la comanda pegada al vidrio preguntando sobre el pedido. Hábil, irrepetible, riesgosa intervención de R! trepando de blanco por el andamio instalado en el foyer del cineclub.




El ecosistema romántico bambolea atontado y llega el momento poético. El ema-teen se acerca al oído de la dama y uno intuye la pala mecánica lírica y el reconcilio.








Entonces esto (ver a la derecha, con cuidado).El retorno del mozo del eterno retorno dubitativo.




Aquí comienza el galope expresionista de Vivi con su fibra alimentaria a flor de piel y un desparramo de progesterona a mansalva.
Parece llegar el sana-sana y entre los arrumacos de the teen & the grown-up aparece el anillo de lata, no en el anular sino en el dedo del fuck off de ella, presagio metafísico de lo que vendría.
El mozo de percepción irreprochable llega con un champán cortesía de la casa.
La pareja despareja brinda vislumbrando un futuro. El mozo de pesadilla los acompaña desde el pico.
Vivi es posesa por el burbujeante elíxir rosa y ya todo le importa un rabanito al escabeche, en una de sus mejores ferformances, en un jugoso acting merecedor de un call back.
El derrape alcohólico biodramático la lleva al desprecio por el pibe absorto bajo la gorrita visceral y a los cuestionamientos típicos de una estoy aún en los perímetros de la edad biológica y acercándome peligrosa e irretornablemente a la frontera de mis aguas territoriales.
Comienza el scaneo progresivo de la presencialidad masculina y le avanza a un barbeta que está en la primera mesa.
“Parece la Mecha” , es el femenino comentario de un público haciendo ver a todos que la realidad supera la infección.
Vivi, se va buceando en los efluvios des-romantizados de la velada.
Ema, se calza la gorrita, la mochila Nike y lo que le queda de su roto corazón.
Deja propina y apaga la luz.

Un pecado: Que no existieran más hechos imprevisibles que fueran deglutidos por el trío.

Una virtud: El recicle escénico y el punteo actoral.

Trivia: “Estoy nerviosa” , murmuraba la actriz mientras fumaba un Lucky. Rodríguez fumaba de hobbie nomás. Díaz Abregú le rastrillaba la camisa a Marasini. Una gotera hacia "plic-plic" en el pasillo.

Calificación: Insuperable

24.10.07

SOPA CONCÉNTRICA DOBLE FLÚOR

Por el Sr. Camacho
Escena de "“Clínica Berkerbarbuer”

Oscuridad. La clásica linterna temblorosa busca en el negro. Entonces, en un sillón debajo de tela reciclada, aparece el rigor mortis del buscado.

“Víctor muerto”, dice el portador de la luz volante.

Hasta aquí percibimos con sutileza que el encontrado es Víctor y arrancó para el otro lado. Pero sin aviso entra la batería de luz incineradora de ojos discurriendo a través del encableado sobre la hora de una lámpara de pie, un tubo de luz de pecera, un cuarzo de 300 y una 75 watts portátil de obra.

“¿Un café?”, ofrece el de pronto ahora vivo.

Víctor es Monteagudo. Alfredo es del Barco. Y vice-versa.

Y comienza “Clínica Berkerbarbuer” donde Alfredo Sánchez, joven de mochila pegada aspirante a actor llega en busca de las enseñanzas ignotas que le permitan pasar un casting salvador a la morada bordeaux de Víctor Berkerbarbuer, viejo teórico de las artes teatrales.
Alfredo, grácil doncel de repimporoteante semblante y talones saltarines.
Víctor, de arqueada figura quebrado por el hachazo del tiempo, labio gelatinoso y arrugas desalmidonadas.

Alfredo ofrenda a Víctor unas donas de chocolate que ofenden su apetito.

El viejo muy acastanedeado ha renunciado a su pasado y a sus hipervínculos y dice al aprendiz que el camino del actor es solitario y difícil.
“Nacemos solos, morimos solos; ¿por qué habríamos de estar acompañados en el medio?” , filosofica.
Llega el adoctrinamiento nunca escrito envidia de grandes figuras del teatro universal: “El Método de las inacciones psicofísicas”, donde el actor debe fundirse con lo que encarna, ser uno con la fibra textil y muscular y dejarse llevar por ese otro como si ingresara en el artefacto que une al Dr. Brundle y La Mosca loca.
Aquí comienza el Star Trek actoral con variados ingredientes como vestuarios tutti frutti, delineadores, belladersina, colorete, base compacta en polvo número 1, lápiz de labios y desmaquillantes.

Primero, vemos a Alfredo volverse la vieja esposa de Víctor, con clara reminiscencia de La Gorda Espantosa antaño vista.
Como live flashback somos testigos del momento del conflicto conyugal y de la decisión del arqueado de dejar a su verborrágica esposa y a su hijo.
En una autocita a anterior Minúsculo “Arizona” , Víctor se vuelve el dark cowboy y mantiene límbico coloquio con la vieja que, fiel al guión, se vuelve Max, del mismo Minúsculo entrajeado y de sonrisa alcalina, en el rol de hijo de los ahora no vistos cónyuges.
Pasando por críptico diálogo cowboy y Max se meten a baño maría en el aloe vera y de pronto, son dos actores conflictuados hartos de hacer lo que hacen y se arma una biopic con fieles datos de la vida privada de los actores.

Siguendo en el subte espiralado, el que era Alfredo se vuelve Víctor delineado mediante y vice-versa.

El nuevo Alfredo ofrenda al nuevo Víctor las donas de chocolate que ahora sí son ávidamente deglutidas.
Víctor se lleva las manos a la tráquea y luego de múltiplos gorgoteos muere.

Desde algún bolsillo suena “En sueños” de Orbison.

Se va la luz quemante.

Queda la luz volante. Pinta.

Flashquarterback reincidente.

“Víctor Berkerbarbuer muerto” .

“¿Un café?” .

Fin sin vuelta atrás.

Un pecado: ¿Muy autorreferencial? ¿Mucha autocita?

Una virtud: La enumeración de palabras con erre de del Barco.

Trivia: Mientras esperaban para ingresar: “Se colgó el Rafa con la presentación”

Calificación: Tenedor libre.

22.10.07

MIRADAS OPUESTAS

TODO FUE MENTOPLUSCUAMPERFECTO
por el Sr. Camacho


Escena de “El entorno de Miguel”

Nota del autor: esta crónica ha sido elaborada en diferido en base a testimonios tomados ex situ en un popular bar de la ciudad.

Un a-b-c-d físico gramatical nos clava con la nariz en el escaparate bestpeterselleriano de un pérfido drama literario mecanografiado con espíritu plagista.

Reparto:
Miguel……….Daniel Delprato
Paul………….Leopoldo Cáceres
Nina………….Lorena Caviccia
Dimitri……….Rafael Rodríguez

"El entorno de Miguel" se presenta como un desván literario donde habita una extraña pareja: Miguel, un Maestro de todas las letras y Paul, una metáfora viva de poeta frustrado empapado en tinta de vividor. Albergan entre sus páginas a Dimitri, ruso e inválido escritor de pluma fuente fructífera y a Nina, su recatada traductora simultánea.
Paul encuentra en un armario la inédita prosa de Dimitri y cree ver salvada su infértil vida editorial.
Tal es la trans-inspiración del ruso que con cada hoja se asegura su editorialidad imperecedera. Por celos o quién sabe qué Miguel y Paul se traban en masculino forcejeo y la inédita editable vuela por la ventana hacia la atmósfera de la noche.
Ingresa entonces Dimitri en busca de su nóvel novela trasladado en silla de ruedas por Nina, de algodonadas encías. El acento ensalado y ruso de Dimitri viaja por momentos desde el Kremlin hasta Washington DC y se enrosca en espantosa poesía traducida en simulcast.
Ante la promiscua desaparición del manuscrito llega el bofetón comunista de Dimitri ante el cual Paul intercede con democrática constitucionalidad: “¡En este país no!”
Dimitri evacua la escena por motivos no revelados auto conduciendo su rodado rodando con el sabor del peligro entre los peatones visuales.
Nina reclama la novela desaparecida y lo que queda de ella es gentilmente cedido por los frustrados plagistas.
Y aquí ingresa saltando la cortina de hierro de lo inesperado Nina en estado B que comienza a pintarse los labios con frenético ritmo hasta quedar carmesí de furia labial espetando a viva voz la condición sexual de Miguel y Paul seguido de un sustantivo en carácter de vulgar adjetivo.
Nina mata a Miguel y Paul y los garabatea con descontrol magenta.
Luego se suicida de un disparo sublingual y muere de pie, como las valientes.
Finalmente, regresa Dimitri. Se levanta de su transporte privado y ya no habla en ruso ni nada que se le parezca. Se queja de todo, toma el epílogo de su novela y sale con la luz.

Al salir, el público encontró los restos del manuscrito regados en la céntica avenida. Clara alusión a los vestigios de una cultura vapuleada.

Este notable Minúsculo de edición pocket limitada no admite reproducción ni total o parcial mediante cualquier medio o procedimiento, ya sea manual, fotocopiado o a través de algún proceso óptico o de tratamiento informático.

Un pecado: Los efectos de sonido de disparos que hacía Rodríguez dando fuertes pisotones desde el baño.

Una virtud: Lo indesesperado.

Trivia: Uno de los interventores escénicos: “Nos olvidamos de comprar whisky”.

Calificación: Se prohíbe su venta por separado.


CUIDADO CUMBRES BORRASCOSAS!!!
Por Pancho
4 Vórtices inter-espectaculares se cruzaron para una odisea teatral antológica. Ahora bien. Si los 4 puntos tiran como para lados opuestas cual vil tortura romana de hombre atado a cuatro caballos solo nos queda un cadáver exquisito y valga la redundancia.
Caviccia en una justa traductora transitando de un estado alfha romeo hacia un indeclinable y casi premeditado costado Beta. Rodríguez marcado por sus largos años… de trayectoria elabora otro justo ruso con betas de actor ingles pasando por su típica voz ronca de años de bebida a base de malta y demases.
Leopoldo “palabra justa” Cáceres bocetó un intento recorrido expresivo físico mas bien lúdico/lúbrico pero su cabeza le jugó una excelente pasada colocando frases para el recuerdo. Por último un Marlene Dietrich en masculino de la escena cordobesa. Con vestigios de Susu pecoraro, Norma Pons y Federico Klem y gran elenco, Daniel Delprato compuso un cauteloso Miguel a la búsqueda de los placeres intelectuales más pecaminosos.
Los peligros del desbarranque y de la larga duración como una excelente pila Energizer transitaban en la mente del espectador. Silla de rueda inminente en rodilla de señora en primera fila. Las ideas no se acaban en este cuarteto desquiciado salido de vaya uno a saber.
Nulos momentos de silencio más una iluminación austera se conjugaron en otro viernes para la sorpresa otorgada por este variado Elenco del Teatro Minúsculo.
A la espera de más furcios, recorridos físicos intensos, voces más claras y volúmenes mas altos, estaremos en vigilia por un teatro realmente cada vez más… raro.

Calificación: Tres Panchos y una Coca Light

9.10.07

LO ESENCIAL ERA INVISIBLE A LOS OJOS HASTA QUE ALICIA MATÓ A LA TERAPEUTA CONTRA LA VENTANA

Por el Sr. Camacho
Escena de "El alta"(Nótese el catalizador escénico en mano del masculino)
El corte a trincheta escénica retráctil 9 mm de un living room, o sea, un cuarto de vivos en penumbras, nos sirve de ecosistema visual para “El alta” un minúsculo redondo como pompa fúnebre de jabón.

La chica en salto de cama, y en proceso de autopodología recibe a Joaquín, de campera verde guerrillera y relleno beige pero de carácter dócil, boca fruncida y mirada acústica.
Con una visión alterada de su envase físico espeta “No soy gordo, soy de pecho alto” que lo sume en un aura de muy alta consolabilidad.

Testigo del encuentro es el whisky Teacher´s que reposa anhelante de entrar en el garguero de la escena y convertirse una vez más en el protagonista holly-day on eyes de la noche.
Luego del primer ping pong alquímico Joaquín, en un eterno esplendor de una mente melindrosa dual y con el sms de su sexualidad titilando en buzón de entrada, sale raudo hacia el toillette.

Llega entonces Sofía, chica de peinado bucle enlomado, look pret-a monstér carterita apretada y sumergida en el amoníaco permanente del miedo a flor de ojos. Amiga inseparable desde la más tierna infancia de missis Ribotril y con una tendencia beige a la fobia social.

La chica de algodón entre sus dedos del pie (casi nombre de un corte lisérgico del Sgt. Pepper´s), sale a cambiar su atuendo y es que retorna Joaquín que, al ver la posible carne de Sofía en el asador erótico, le salta el salvavita y se decanta en un arremetedor galán de melena bamboleante sorbedor soberbio del Teacher´s que se salía del envase por ser maestro de grado alcohólico.

Todo muy insoslayable.

Uno intuye que algo va no del todo normal, ya que el nuevo encarnado Iván ríe más feliz que en publicidad de cerveza premium mientras arrincona a Sofía que se aboca a la ansiolítica e envidiable tarea de reventar las burbujitas de un nylon de empaque.
Al regresar la dueña de casa comprendemos que es una terapeuta y los otros dos son parte de una extraña terapia que se lleva al diván en un insólito horario de las tres de la mañana.
Sofía convoca a la terapia a su inseparable amiga Alicia, una chica invisible que sólo ella ve y que nos clava la certeza de está para un cóctel pro vasodilatadores.
Falla hasta la hipnosis y se arma una mejunje esquizoide que, como ya es de classic flavour, termina con las auto-muertes de los impacientes pacientes contenidos en el ahora dead room.
Tranquila como tía de domingo con masitas la terapeuta llama a su proveedor y cierra un negocio de riñones, córneas y demás objetos humanos más dificiles de conseguir que figurita ídem.

En este delivery memorable manejaron la moto de lo imposible Irigo, como la terapeuta, Del Barco, como Joaquín/Iván y Angelini como Sofía.

Y se viene el apagón manual y uno evalúa que la cosa anduvo bárbara. Pero entonces llega la estocada final más brillante que la espada de Han Solo, un giro argumental que dejaría desconcertado y casi al borde del vómito dramatúrgico a Mr. Shyamalán y lo convierte en un niño de pecho sin tinta en el biberón: Alicia “aparece” y nos arrastra en loop vertiginoso al título de esta crónica.

Un pecado: Un poco de sombra que les pintaba el rostro si daban un pasito de más.

Una virtud: El sopapo dahrmatúrgico del final

Trivia: Del Barco que pide tras de escena antes de salir “Llename el vasito, dale...”

Calificación: Especial para empastillados

25.9.07

ESPANTOSITY TECHNICOLOR ENTERTEINMENT

por el Sr. Camacho
Escena de "A flor de piel"

"A flor de piel " fue una clara cita a ciegas full color con Tod Browning que incluyó peligro físico real, poesía viva, peligro intelectual también real, aneurismas, maquillaje abusivo, personajes de miedo, lucha escénica, una costeleta, giros argumentales, dos planos convexos y un final al voleo pero efectivo.

Oliver tiene un circo. Se porta mal, es sucio y con una cicatriz que le corta la cara como una avenida intervenida por una red cloacal en reparaciones. La única atracción fatal circense que deambula en bambula sesentosa es La Mujer Barbuda que es buena, cautiva, pelirroja sintética, very naive y cantarina en semitonos.
El idilio fenomenológico atmosférico llega a su fin cuando la empresa en expansión entra en dura crisis institucional y no hay marketing que la saque de la quiebra.
La renovación de mercadería cultural llega con el lanzamiento del nuevo producto que hará las delicitys de chicos y grandes: La Increíble Mujer Cocodrilo, envuelta en reptante y reptílico susurro lacrimógeno.
Todos en un shocking mistery tour sin retorno y con carneada y comida de carne en vivo sin sal pero con abundante colesterol poético.
La Mujer Barbuda sorprendió con su verba insomne sin líquido de frenos reencarnada por De Battisti. Oliver en un roll-on de esos que le gusta haciendo equilibrio sobre lo repugnante y con mensaje social a babuchas de Monteagudo. La Mujer Cocodrilo descascarándose en goteo ocre bajo el jadeo tembloroso de Angelini. Un trío de corriente alterna-corriente continua en armonía sincopada y escatoilógica que nos vivenció en un reality freak show on the dance flavour y que dejó cavilando de escalofríos a los testigos del caso y el espacio más pringoso que boliche a la madrugada.
El devenir de todos estos ingredientes se escurren bajo un volátil y empolvado nimboestrato en frottage sobre papel conqueror de grano grueso alta densidad con lápices policromos de pesadilla.

Un pecado: El peligro de desbarranque.

Una virtud: La arquitectura visual transgénica.

Trivia: Angelini luego del codazo en el mentón a Monteagudo: “Creí que te había noqueado”

Calificación: Para dejar en casa a disfónicos y taquicárdicos.

17.9.07

FILOSOFÍA LÚBRICA

por el Sr. Camacho

Escena de "Adelante Dante".

Un Ángel y un Demonio se disputan al agonizante Dante, que drena suave y entregado en un bidón de 5 litros. La madre del moribundo intercede para que su hijo tenga un buen pasar en el limbo lamé rojo o celeste.
Y eso sí, todo licuado en zumo líbido vanguardista.
El Ángel, the strike again de un Marcos Cáceres con su cerebro de extraña fractura en plena efervescencia. Príncipe de la verdura insólita, del acído desoxirribonucleico verbal, poesía pélvica filosfósfica en trapecio bamboleante del triple mortal inesperado.
El Demonio, un Rodríguez! con calzoncillo prestado y con el gruñido sólido de la experiencia a flor de barba, se permitió el lujo de integrar su risa diabólica a la ficción terrenal e involucró la nueva tecnología polifónica del clásico “Chín-chín-chín-chín” de “Psicosis” en una aparición ultraterrena.
Y entonces, la Caviccia inesperada múltiplo de tres en una sucesión de encarnaciones inolvidables: la lacrimosa madre, El Fantasmita del Tap, un dadaísta hallazgo ectoplasmático que deseamos volver a convocar, en un espiral delirante y aflautado de un ánima desanimada que espera el trole infame que la lleve al más allá. Y luego, de remate triple equis, la oral nurse que hace gala de sus dotes lingüísticas bajo la sábana almidonada donde yace el moribundo (que estaba resuelto mediante un ingenioso recurso de utilería pero que dadas las retorcidas circunstancias hubiera deseado que llegara el Hada Azul de Pinocho y lo hubiera vuelto carnal y sensible).
Como moño final, el agonizante trasmigra al cuerpo de la enfermera succionadora en una desconcertante vía de reencarnación.
Un minúsculo que inaugura la corriente porno soft, que combinó hábilmente múltiples doctrinas filosóficas, citas literarias, conceptos trasgresores sobre la vida, vestuarios de high design y dejó al público tambaleando sobre su fe y creencias más ortodoxas.

Un pecado: Los 72 PC que iluminaban la escena y la pueril excusa de Rodríguez! de “No teníamos tiempo para pensar qué luces poníamos”.

Una virtud: El giro a lo Film Zone de madrugada.

Trivia (Nuevo ítem!): A la actriz que interpretó al Fantasmita del Tap se le escuchó decir tras bambalinas “No sé cómo encarar el personaje”.

Calificación: No apta para pacatos.



11.9.07

Y EL REVÓLVER HACÍA "CLICK! CLICK!"

Por el Sr. Camacho


Escena de "Ronda nocturna"

A este ciclo definitivamente podríamos denominarlo “Whisky barato y muertes surtidas” en el cual la malta fermentada, luego de un largo proceso se integra perfectamente a la superficie expresiva de los actores. Casi estamos a punto de establecer una nueva corriente que, me aventuro a denominar casi de improviso, Teatro de Alta Graduación.
Un párrafo aparte merece la presentación a cargo de los terceros ojos de Dora & Dora, Las Adivinadoras que jugaron con los azorados espectadores y los pusieron a punto caramelo sugus pegado en el paladar negro del arte escénico del mentalismo más extremo.

“Ronda nocturna” nos sumerge en el submundo de monitores de los guardias de seguridad de un shopping incierto, en un festejo champanístico de un mayo 1.
Fuimos testigos del drama amoroso que gira de una típica conversación macho-macho men al rango de Autoashuda Bucay pero sin plagio ni rastro de disculpa mediática a la vista.
En este sucucho tecnológico nos encontramos con los guardias de seguridad Butiérrez, un hilarante y mordaz Díaz Abregú, López un iluminado como nunca por leds de alta frecuencia Del Barco y un medido, justo, rey de la morisqueta clásica Dreizik.
Una elite troupe netamente masculina de efecto Axe, triplettes de realismo mágico y de las más variadas fisonomías: un lampiño, un semi lampiño y un teddy bear que se metieron de lleno en la jam session minúscula con perfecto equilibrio y testosterona creativa.
La descripción del bomboncito femenino que se come López está ahí de la poesía de Benedetti.
Estos tipos viven el colmo del trabajo ideal: “Nos tocamos y nos nos dicen gay!” y demás oraciones subordinadas al buen gusto y la sutileza.
El mundo ideal de Montaner se derrumba cuando Gómez, que ya venía cabizbajo, confiesa que su mujer lo engaña, o como se dice en la jerga, lo guampea abierto.
Es ahí cuando todos se hacen amigos de Coelho.
El pico de expresión corporal estalla cuando Butiérrez y López ven por los monitores a un desencajado Gómez guampas chatas que mata a un inocente, que seguramente se lo merecía porque nadie se se lleva algo de arriba nunca.
El desequilibrado entra y mata a López que acomoda hábilmente su dedo índice en la perilla del plavicom para el apagón final.
A punta de pistola, al igual que estuvo su mujer, el muy cornudo le hace leer una carta a Butiérrez (que demuestra con holgura que no es sólo una cara bonita) donde cuenta con lujo de detalles cómo la desagradecida se entregaba a juegos non sanctos.
A final, el pobre infeliz también lo mata.
El revólver hacía "Click! Click!" pero los cuerpos se convulsionaban como tatuados por una magnum 44.
Dreizik, con extraordinaria cintura actoral, cambia hábilmente de registro y nos sume en el abismo de las lágrimas a la luz tenue de los monitores en un monólogo desgarrador y lacrimoso.
El público se río mucho.

Un pecado: un perchero mal colocado que tapaba la visibilidad del lado izquierdo de la escena que incluso obligó a Dante Duero a levantarse y buscar una mejor ubicación contra la pared del lado derecho de la sala.

Una virtud: la escucha via coaxil del team y el mensaje de que el amor duele mal.

Calificación: Cheque vacío al portador de Camacho






7.9.07

GOTA DE SANGRE SOBRE EL SATÉN BLANCO

Por el Sr. Camacho

Escena de "A la fuerza..."

Un atelier de alta costura con vestidos multicolores y naftalina en negro.
Tres chicas y una señora que como botones descontinuados se prenden en el género de oferta de tela por kilo. Y arranca “A la fuerza se hace la costumbre”, una denuncia social en clave de sol. Un drama musical claustrofóbico. Una opereta de satén remallada. Como de la mano de Francois Ozone pero sin el Francois y con un agujero en la capa de ozone del vodevil pérfido que se agranda con el devenir de la trama.
Tres chicas en un ecosistema de 25 w cosen les chic camuflages de alta cordura de La Señora, un aplique fantasía de alta sociedad.
Un elenco cosido con un bouquet selecto integrado por Angelini, Bergallo, Caviccia e Irigo.
Angelini es Greta, una pálida, exacta, metedora del bocadillo congelado y estricta Rumana que llega a esas latitudes en busca de un mejor destino trágico.
Bergallo es Margot en un desequilibrio perfecto.
Caviccia que ingresa lentamente en su lado B, es La Señora, con poesía visual exquisita.
Irigo es Rita, hermana menor de Margot en un debut minúsculo naif y esquizofrénico. ¿Convive allí una Irigo B de Santa Eufemia?
Coro: “En verano los naranjos son más sabrosos”
El Down School Musical se tensa mal cuando La Señora propone el juego de ser La Señora. Le toca a Rita que es poseída por el vestido rosa de La Señora como si fuese el padre Karras pero sin la escalera y la cabeza al derecho.
Llega el odio al abuso psico y Margot, rebosante de celos, mata a la doble de cuerpo de su hermana.
Y se viene la realidad como puntada en dedo sin dedal.
La Señora decide recuperar su poder y al no poder sacarle el vestido rosa a la muertita se enhebra en él como dos pies en una media.
Memorable y antropoilógico.
La luz de la lámpara de mano, habitué insoslayable del minúsculo, se va tras la lírica fatal de la viva con la muerte a sus espaldas:

“soy
la dama de la seda
soy
la dama de hierro”


Un pecado: haber faltado sin aviso.


Una virtud: canilla libre de progesterona.

Calificación:E=mc2 Camachos




27.8.07

ANTENA METAFÍSICA

Por el Sr. Camacho


Escena de "Arizona..."

Anoche fuimos testigos de un minúsculo tradicional que sobre el final pega un corcoveo y se ve inmerso en la corriente del teatro de non-fiction.
Esta pieza inaugura una nueva corriente que podemos llamar pesadilla escénica semi-ficcional lynchartaudiananakatánica donde el chip es la vedette insondable de la noche.
Hasta el público se vio amenazado por lo desconocido ya que al finalizar se pudo escuchar en un núcleo de femeninas que tomaban una cerveza: “Todavía tengo miedo, sí”.
“Arizona-teatro bipolar” narra la historia de tres hermanos de acomodada family game que se reúnen en el rancho de Harold, poseedor de hectáreas de secretos y whisky on the rocks a rolete.
Harold, metido en la peluca esta vez ecuánime de un Dreizik minianimalista: alma de ojos de cervatillo atrapado en el cuerpo rudo de un oso grizzly. Podía oírse desde las butacas el ritmo interno, esta vez de música norteamericana de fines de años 50, que llevaban al fermormer por los senderos luminosos del patetismo.
Laura, con la rubiez esperada y nostálgica de una efectiva, tiradora de la frase justa y galardonada Roland, siempre al borde de perder los estribos del toro mecánico, pero sentada de lado sobre el lomo naif de un caballito de carrusel.
Max, un excelente Del Barco, de sonrisa alcalina y alka-seltzer buceando en la maldad telenovelesca.
El dark cowboy de lento caminar que aparece poco desde la sombras, un punteo inquietante y lírico de un Monteagudo que muestra su verdadero él.
Luego del vino envenenado y el saludo final la sala entera se traspola a la dimensión del “te vuelvo, me vuelvo, volvámonos raros” y las muertes se suceden una a dos desde la antena metafísica del ringtone.

Doble final y te llamo.

Un pecado: Que no le sonara el móvil celular a un público.

Una virtud: El aguante etílico de los actores.

Calificación:7250 Camachos

22.8.07

UN MINÚSCULO PAISAJE OSCURO

por el Sr. Camacho

Escena de "Resonancias..."

Bueno, arrancó El Minúsculo de Cámara y las dos piezas ofrecidas han cumplido con la mayoría de las reglas del Manifiésculo y sobretodo, no han defraudado.
Comienzo por desarrollar la crítica del minúsculo “Resonancias: un accidente en el jardín” donde un hijo (el regreso de un buen Rodríguez, notable fumador escénico), una esposa (una muy sugestiva y equilibrada Angelini) y un médico (un siempre sorprendente y balbuceante Cáceres) se encuentran en la sala de espera de un hospital mientras el padre se debate entre la vida y la muerte. Lo que se desprende de las acertadas composiciones es que el veterano semi-degollado curtía con la joven chica, deseaUna excelente escucha por parte de los actores y un espacio bien planteado sirvieron de sostén para que todo llegara a buen puerto y sin catalejar un encallamiento.
Muy buena la escalada dramatúrgica y la irrupción del black-húmor a pesar de la situación trágica signada por el amor tapado entre la futura viuda y el kioskero de camisa leñadora.
Dolorosa la pelea por el Renault 12.
Re bien integradas al desarrollo expresivo las tentadas por parte de los individuos vivos, sobretodo de R! ante las inexplicables sentadas escénicas de Cáceres, como en sus mejores tiempos.
Hasta hubo lugar para el erotismo de la carne y de la luz y de la sombra.
Sin concesión al público que retrocedió unos 40 metros para disfrutar del sufrimiento ajeno.
Un pecado: El PC que iluminaba la escena simulando la luz de la lámpara de pie.
Una virtud: El espíritu minúsculo intacto y revivido.
Calificación. 92 Camachos


Escena de "Siempre y cuando..."


Le llega el turno a “Siempre y cuando llegue la luz”, una experiencia lumínica intensa.
Innovador en cuanto al espacio escénico amplio y a la molestia permanente de una lámpara de mano sobre los ojos del público en un vaivén simpático y encandilante. Una señora grande encarnada por un lleno de delineador Monteagudo sufre un desperfecto eléctrico que queda en manos de un técnico metido en los pantalones reveladores de raya de un zezeoso Del Barco. Excelente la coplera que llega a ofrecerse como empleada doméstica llevada a vida por una Caviccia grado B, sabiéndose que la grado A es la normal.
Muy bien manejados los simbolismos, la lucecita roja que pestañea mientras el técnico somete sin dulzura a la coplerita que recién ahí cae que el puesto no es de mucama sino de fémina al paso. El momento del revelado llega cuando los recién intimados descubren que son sus propios mismos hermanos. Un final crudo como churrasco uruguayo e inesperado hasta para los individuos actuantes.

Un pecado: Del Barco siempre termina accediendo carnalmente a Caviccia B.

Una virtud: El audaz giro argumental y la lámpara tipo plumero de fibra óptica comprada a ocho pesos en el área peatonal.

Calificación: 91,5 Camachos

Me despido y hasta la próxima crítica. Pero antes, le tiro esta: usted también puede convertirse en Crítico Minúsculo. Deje su visión aquí. Nada más.

30.7.07

POCA LUZ Y MUCHO PARA VER

VUELVE EL RADIOGRABADOR PHILIPS
VUELVE LA PORTÁTIL ASESINA
VUELVE EL CARTÓN CORRUGADO
VUELVE EL BOLSILLO REVELADOR
VUELVE EL BACHE INESPERADO
VUELVE EL TEATRO PARA QUEDARSE PENSANDO

TEATRO DE COMBUSTIÓN ESPONTÁNEA

el minúsculo is back & black

6.5.07

MINÚSCULA RESEÑA HISTÓRICA

El Teatro Minúsculo se origina a mediados del 2001 en Zora Arte Bar (Córdoba). En la primera etapa adquiere la dinámica de ciclo, en el cual diversos grupos teatrales presentan sus creaciones ateniéndose a la consigna de ser únicas e irrepetibles. Los asiduos e incondicionales de ese espacio conformaron el Elenco Estable del Minúsculo de Cámara integrado por diversas compañías con diferentes lenguajes teatrales (Bacalao, Organización Q, Federico y sus peluqueros, 0.Ellas, La Negra).
Se presentan diversas obras como: "Seca de Vientre", "La coca y algo dulce", "Máquinadecoser", "El inspector Phillip Morris en el gabinete del Dr. Froid", "Una noche de Navidad", "Mamushka", "Las hermanas Sbornia", "Inmóvil", “El taller literario de Federico y sus peluqueros” entre otras.
Zora Arte Bar vio constituirse la dinámica minúscula. Debido a la desaparición de este espacio, el Teatro Minúsculo entró en receso hasta el año 2003 cuando se trasladó a la sala de teatro DocumentA/Escénicas (Córdoba), en la cual permaneció por dos años y en la que se concretaron más de cuarenta espectáculos. Aquí se instaló la propuesta "Sea autor de una obra del Minúsculo", el "Minúsculo Total" y el ciclo "Bajo la Almohada es" inspirado en textos de la escritora polaca apócrifa Kathia Vermirosky.
En el año 2004 comenzó una nueva vertiente llamada Teatro Minúsculo Cinematográfico en el Cineclub Municipal Hugo del Carril (Córdoba) que consistió en presentaciones con las características intrínsecas del grupo, pero realizando remakes teatrales de películas.
Durante el 2005 el ciclo Minúsculo de Cámara se desarrolló en la sala de teatro Medida x Medida (Córdoba) donde celebraron "Los 150 minúsculos".
Llegado el 2006 y el 2007, el elenco del Teatro Minúsculo se abocó en el proyecto Maldita Afrodita (una sit-com teatral) que ya ha sido visto por más de 7000 espectadores.

30.4.07

MOMENTOS MINÚSCULOS


Un ánima


Una muerte


El Dr. Amor


La tranquera


Allegro molto vivace



La tranquera



Atrapado sin saliva


La colcha de tu madre


La Papara