Escena de "Remitente desconocido" (Gentileza de Ignacio Cámara).
“Remitente desconocido” fue un Minúsculo muteado y mutable. Dejó vacante a la palabra que se mordía en la punta de la lengua romance para salir y apropiarse del discurso como político rencoroso.
En una contorsión extrema del expresionismo sobre la cuerda floja se internó en el abismo espiralado de un perpetuo vaivén de muertes y complicidades invisibles.
Al principio vemos ingresar a una chica en trastabilleante agonía estrujando en su mano un misterioso sobre carta A4.
Mueca roja a borbotones.
De sobrepique cae otra chica que descubre el horror e intenta manotearla antes de que se vaya derechito a la luz del más allá. Pero es demasiado tarde y se va nomás sin decir ni ay.
Aparece un caballero enfundado en traje azul y valija en mano.
En un maremágum de miradas cómplices e intriga busca en la muertita algo que no puede encontrar. Finalmente saca de su valija una bolsa negra, la enfunda, se arquea con la occisa y parte rumbo a destinatario desconocido.
La chica sola en semi-shock extrae el sobre oculto, lo abre, y lee un número que marca en su móvil. Del otro lado de la línea pasa algo que repercute como flechazo en el cuerpo de la confusa que huye.
Ingresan el caballero azul de la valija y la ensangrentada del principio pero ahora viva y limpita de rojo. De la valija sacan papel, tijera y diarios y collagean algo en un papel que va a un sobre azul.
A la pasada el hombre saca un cuchillo ensalzado de rojo que oculta en la valija.
La chica muerta ahora viva sale a llevar el sobre azul a alguna parte.
El hombre queda solo y su móvil suena. Atiende y del otro lado llega algo que lo sume en llanto grave.
Acto seguido ingresa la chica que encontró a la primera muerta en trastabilleante agonía estrujando en su mano el misterioso sobre azul.
Otra vez mueca roja a borbotones.
Detrás la sigue close up la primera muerta pero viva con un chuchillo chorreante de rojo en su mano.
Todo en repeat: cuchillo a la valija, sacada de sobre, duda, embolsada negra y salida.
La chica queda sola y recibe la llamadita rara que la altera.
Desde el fondo ingresa el caballero en idéntica actitud de muerte: agonía roja, sobre azul en mano y escoltado en steady cam por la chica que queda y su cuchillo rezumante.
Mueca en rojo again, estertores varios, gorgoteos y muerte al fin.
Cuchillo rojo a la valija. Las chicas rescatan el sobre. Ríen. Lo queman. Envuelven con bolsa negra al fallecido rojo y azul y se lo llevan.
Desde la valija, un diálogo:
-“¿Lo hiciste?”
-“Sí, lo hice, ¿y vos?”
-“Sí, lo hice, ¿y vos?”
-“Sí, lo hice.”
-“Ya no va a pasar más”
(Coro hasta desaparecer)
Una colección de imágenes inéditas que se mastica la cola en perpetuo retorno como ouroboros caprichoso, en las manos enguantadas de Caviccia, Irigo y Monteagudo donde todo lo no dicho puede ser utilizado en su contra y lo rojo se impregna en todas partes.
Un pecado: Desajustes en el desenchufe final y la alzehimeresca salida de Monteagudo que tenía que permanecer en escena.
Una virtud: La persistencia carmín y el riesgo asumido.
Trivia: Una actriz "¡Este rojo no me sale con nada!". Un actor: "Y bué…ya está. No te quemés."
Calificación: No apto para big lovers de nuestra florida lengua castellana.
1 comentario:
Exelente presentación, como todas las que hacen ustedes, unos verdaderos porfesionales del teatro. Que saben como enocntrar creatividad en sus recursos y recurrir a la creatividad como nunca!. Fue una obra de combustion espontanea, eso me quedo claro. sobre todo por el telefono que sono interrumpiendo el climax que dificuñtosamente logro crear el improvisado actor monologante.
Muy divertida. Los kiero mucho!!
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