Escena de "Golpe bajo"
“Golpe bajo” nos sitúa entre las cuerdas de la alcurnia almibarada high society, MTV latino, terratenientismo, grotesco argentino y cine negro clásico inglés.
Carmen es una señora muy aseñorada en fase pos-operatoria rociada en morfina, laca, con la columna vertebral 100 % almidón y refugiada bajo varios centímetros cúbicos de crema Pond´s.
Somos testigos de su disfónica llamada a Clementina, poseedora de vitales documentos a sola firma a-cerca de campos hereditarios como enfermedad ídem.
Llama entonces a Manuel, su mayordomo domado de andar en pause, fibrilismo, frac roído y gorra incrustada que ha pasado de generación en degeneración como mal familiar.
Tarda en llegar unos 5 minutos reloj a puro temblequeo de bastón y cuenta que viene de alambrar las hectáreas y limpiar las caballerizas.
Ante la pregunta de Carmen sobre los años que hacen que están juntos balbucea:
“Cuento todo por la vida de los caballos. Han pasado como 3 ponys ya.”
El contrapunto delirado incluye reflexiones sobre los perros que custodian la casa:
“Han probado sangre esos perros.”
Aquí Manuel se desgaja en lágrimas y cuenta que su sobrino Huguito ha quedado huérfano y no tiene dónde vivir.
“Un lugarcito en las caballerizas”.
Ante la pregunta de Carmen sobre los años que hacen que están juntos balbucea:
“Cuento todo por la vida de los caballos. Han pasado como 3 ponys ya.”
El contrapunto delirado incluye reflexiones sobre los perros que custodian la casa:
“Han probado sangre esos perros.”
Aquí Manuel se desgaja en lágrimas y cuenta que su sobrino Huguito ha quedado huérfano y no tiene dónde vivir.
“Un lugarcito en las caballerizas”.
Claro está que Ingresa Huguito meneador de cabeza rítmica y párpados a media asta, en guerrillera verde, musculosa roja caladita, cadena al cuello, pelo largo mojado con mediacola y orgulloso diente de alpaca. Todo con un aire very cool jipjopero de barrio y con las rodillas en hamaque permanente.
“Estoy moviendo músculos que nadie conoce”, mientras enseña su anatomía.
Llega con dos bolsos como considerando la sangüijueleada y cuenta que ha accedido a una beca de Rap. Ante el desconocimiento de la señora, Huguito hace gala de una master class de Reguettón donde todo resbala por la pendiente de lo insólito: Manuel hace pole-dance senil, la señora deja corretear su pelvis por los campos del erotismo y se chorretea con whisky de tercera marca.
Luego del exceso de beats la señora sale a ducharse y Manuel a continuar con los alambrados.
Huguito queda solo y hace un check-in ocular del lugar. Se hace pasar por la señora, llama al garage y le da extrañas instrucciones al chofer para que se suba al Porsche y lo reviente contra una pared. “Cómo me voy a divertir acá”.
Mientras revuelve todo ingresa la señora Carmen que cree descubrir un ladrón y lo apunta con ínfima pistola.
Todo se aclara y Huguito cuenta que su sueño es ser boxeador. Se calza un par de guantes y calza a Carmencita hasta dejarla nocáut en el sofá.
“¡Dale, Hugo ventosa, tifón, viento pampeano!”, se auto-alienta.
Regresa Marcel, el mayordomo anunciando una rebelión de los ponys y descubre el cuerpo desparramado de la dueña de casa.
Y luego el derrape: tío y sobrino discuten, la señora se levanta de su desmayo y sobrino y señora terminan golpeando a Marcel hasta que alcanza a decir “La mesa está servida” y explota.
La señora Carmen como final de copa intercontinental hace el cambio de último minuto y pone a Huguito como mayordomo y le ordena ir a buscar una pala para enterrar a su ex-tío.
Manuel parece volver unos segundos y la señora lo remata a guantazo impío.
Luego llama a Clementina y le da la trágica noticia y deja la firma de los papeles para otra ocasión.
Y como duelo, se tapa con el negro de la luz que se va como ánima de mayordomo.
Remontaron el barrilete cósmico de lo imposible Lorena Caviccia, Leopoldo Cáceres y Xavier del Barco.
Luego llama a Clementina y le da la trágica noticia y deja la firma de los papeles para otra ocasión.
Y como duelo, se tapa con el negro de la luz que se va como ánima de mayordomo.
Remontaron el barrilete cósmico de lo imposible Lorena Caviccia, Leopoldo Cáceres y Xavier del Barco.
Un pecado: El whisky era té del miércoles.
Una virtud: El zooilógico escénico.
Trivia: “Creo que hoy aparece Caviccia grado C” y "Me guardo esto acá, por las dudas" mientras ocultaban hábilmente un guión en un bolso escénico.
Calificación: Un uppercut de zurdita.
3 comentarios:
Cada viernes que pasa me voy convencida de que el próximo no podrá ser mejor. Siempre me equivoco.
Me encantan las mesas que se caen y el velador que se empecina en apagarse.
Siempre es un gusto verlos!
a ver, una pregunta, ustedes son conscientes de la genialidad de las actuaciones? la genialidad de los textos improvisados? tienen que saber que pasaran a ser parte de las cosas mas geniales que pasaron por cordoba.
a vic...
el gusto siempre sera tuyo y nuestro tambien... mucahs gracias por tu love
al anonimo....
aveces si aveces no aveces gano a aveces no soy sobre todo un soñador... gracias por tu perspectiva historica...
sin ustedes dos esta nota seria un 0 comentario a la izquierda...
firma.
H.U.G.O
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