22.9.09

MÁS ALLÁ DE LA PUERTA ABIERTA

Por el Sr. Camacho
Hermoso registro de un momento que debería figurar en todo catálogo teatral.

Backbackstage teatral.
Un ordenanza solitario y resentido avanza a puro insulto sobre el espacio rojo, aterciopelado y cubierto de esas cosas inútiles que usan los actores. Los “jipis” que hacen teatro no le caen en gracia.
Suena un piano cansino a puro ribotril.
Revuelve entre los ropajes reciclados. Y arremete sacrílegamente contra un pañuelo de seda, fugitivo tal vez del cuello de algún arrebatado actor, y se suena la nariz. Luego se lo pone sobre el cráneo como una veterana paqueta.

El piano inhala el aire juguetón y repiquetea como loco.

Se desliza flacamente dentro de una especie de túnica de época, completa el atuendo con una peluca ensortijada, deja salir su ser reprimido artístico o gay y se metamorfosea en una odalisca muy tocable de sugestivo contonear viboril inmersa en dulces acordes de música oriental.

Entonces llega el que tiene pinta de ser un director de teatro muy grosso.
Traslada en su sangre una intensidad sin precedentes dentro de su camisa blanca, su chaleco de traje y su bigote recatado. Lleva bajo un brazo una sinfín de libros que intuimos de teoría teatral pura.
En la otra mano le hierve un celular.

Pide a los gritos insumos humanos y técnicos para una puesta que parece ser a gran escala: catorce actores y 124 par mil, que son unos artefactos lumínicos que para que uno se haga la idea serían como el exacto extremo opuesto de la primera lamparita que inventó Thomas Alva Edison.

Ve al odalisco espontáneo y el voideville comienza con la pregunta:
“¿Es usted el reemplazo del actor?”
Y como todo esto es pura aceptación el otro dice sí.
Pero como JPG de lo acontecido naveguemos un rato por la mente atribulada de uno de los actantes:

"Mirá, Marquitos… Me parece que la estructura es muy simple a propósito. Más amplia, mayor recorrido expresivo. La onda me parece que consiste en explorar qué es lo que pasa con nosotros dos durante la escena... es decir si pinta quilombo que pinte quilombo pero todo sostenido desde lo actoral... si querés que metamos textos de otras obras... metamos... total... me tengo que inspirar en un director... de teatro... por supuesto... no sé por que me hace acordar a Peter Brook... Ese tipo de teatro que no vemos pero que conocemos de oído... qué se yo... fijate... Otra cosa que me gusta es el mundo de la ópera... el regisseur... qué palabrota... ¿no?... Me parece que tenemos que explotar eso... Todo ese universo... El del escenario vacío y la soledad del ser y la nada... me parece... porque si no divagamos muchos... más amplio y a la vez más preciso... como dijo alguien que no me acuerdo... teatro elitista para todos.... dejemos que aparezca lo extraño... podemos dejar esos espacios muertos, de nada donde se comienza a incomodar a la gente... ¿Y si lo hacemos todo a piso? ¿O desnudos? No. No. Después se arma quilombo y dicen que lo hacemos a propósito.... Dejemos que fluya el rió del agua más transparente... pura realidad escénica... el otro habla y es una bomba para uno... todo es suceso... Me gusta la palabra suceso... ¿Te parece que va a ser muy complicado de que actuemos los 2 solos? Si tenés razón. Subamos... ¿Pagas vos el cafecito? Estoy corto de efectivo..."

Ignoramos si el otro actor le respondió o se distrajo buscando cambio para el café o estaba preocupado porque rendía al otro día.

En dfinitiva, todo terminó muy bien con un par de muertes concéntricas e repetibles.

Armaron este Minúsculo sentados cómodamente en la mesita del bar un del Barco a dieta y un Cáceres lleno de apuntes.

Lo Minúsculo: Las auto-didascalias y el efecto me muero y revivo en la ficción pero es todo mentira como la verdad.

Lo inesperable: Que no entrara un tercer actor nunca.

Trivia:El director de teatro es igual a……”, un público.

Calificación: Un bolo en una obra de autor.

1 comentario:

el actor que hizo de director... dijo...

Como me gustó este minúsculo...