16.8.09

HOGAR DE DÍA/NOCHE BERNABÉ BUTTONI

Por el Sr. Camacho
Postal de un fin de año para el recuerdo.
Continuando con la última reseña del ciclo Historias de la vida real traemos esta acuarela multisensorial de la tercera edad. Ignoramos si esta historia fue real o no, pero tenemos claras sospechas como para seguir ignorándolo.
Tres ancianos de andar lento, oscilante, tembloroso y fellinesco. Avanzan en mini pasos por el jardín del público.
Toledito muy encorvado, vacilante verbal, ocurrente crónico, barba blanca, anteojos bifocales, bata de eterno recién levantado, pañuelo de bueno mozo al cuello y gorra celeste cielo.
Oliberto de parruqueta sobre canas, corbata de desafiante gusto, lentes color esperanza, bastón amigo, labio colgante y aura de típico veterano enérgico.
Angelita de tetas portables, salto de cama sin garrocha, rulero olvidado en el jopo y pliegues coleccionables.
Toledito, apoyado en un ínfimo bastón, se queja de la ciática.
“Probá con un bastón más largo” , es aconsejado por su longevo amigo.
Son las once de la noche, hecho que verifican inexplicablemente mirando por la ventana. Está próximo el año nuevo. Ellos esperan, como es habitual en los ancianos. Siempre esperan algo.
Sillas, mesa, jaula con pájaro duro, silla de ruedas reposante, sidra, copitas de colores, loops musicales.
Están en la sala de juegos del hogar.
Angelita dos por tres rezuma elasticidad, cosa que justifica diciendo que hizo danza desde chica. Pero en una queda dura y doblada y la acomodan en la silla.
“Tantos años juntos y no tenemos nada de qué hablar”

Toledito abrazado a un flotador de cisterna que ha tomado bajo su protección, masculla algo ininteligible debido a que aún usa brackets. Él sostiene que son de un skater. Oliberto opina que se dejó estar.
Toledito luce siempre muy angustiado.
Angelita pregunta por Escuti, su inánime ave. Parece que está muerto.
“Pájaro que duerma así nunca he visto”, pero la veterana es convencida de que el bicho está bien y duerme cabeza abajo.
Pinta el juego de cartas.
“Al chancho otra vez no”, suplica uno. Pero parece que es lo que hay. Oliberto, con artritis y todo corta con una sola mano.
Angelita, que estaba plegada sobre su silla, se recupera milagrosamente, tuerce la cabeza y empieza a barajar con croupier consagrado. Se demora y es apurada.
“Dale que van a llegar los Reyes Magos.”

“Chanchoooo… ¡VA!”

23.55 hs. Comienzan a destapar la sidrita. El veterano intenso la destaba con los dientes.
“Ojo con el Corega”, es advertido.
La servida de la sidra es muy melodiosa.
Intentan comenzar un discurso alusivo.
“En el año sesenta, Mestre era gobernador…”
“¡Chancho!”, grita lúcido Toledito.
Todo adquiere un tono sentimental.
“Este puede ser el último año que pasemos juntos. El año que viene, alguno de nosotros no va a estar, con suerte”
Oliberto se lamenta: “Mi hermano mayor ya no me viene a visitar”
“Está en el cementerio”, le apunta Angelita.
“No seas cruel que yo todavía no lo sé” , señala Oliberto.
Clayderman bañado en miel y merengue toca el piano.
Oliberto pide como último deseo ser enterrado en la cancha de Juniors.
“Quiero darle mi energía a un 4 de la puta madre” , rememora “Si habré quebrado Winters en esa cancha. Pasará la pelota pero jamás el hombre”
Le toca a Toledito.
“Si yo mañana no estoy y pasado tampoco y me junto con Escuti, que alguien se encargue del flotante”
Llega el deseo de Angelita, que antes chupa y chupa sidra. Y eructa.
“Los cuetes de fin de año, después dicen que hay crisis y gastan todo en pirotecnia”, reflexiona Oliberto.
Angelita agarra coraje y bate:
“Quiero tener un orgasmo”. Parece que nunca tuvo y que su marido era egoísta.
Toledito no entiende y su colega se lo explica muy clínicamente.
Angelita se le sienta arriba.
“Me va a quebrar, estoy todo descalcificado”, advierte Oliberto.

“Cuando usté tenía diecisiete años era más fea que un demonio. Ahora ni con un palo la toco”
El dúo masculino intentará hacer lo imposible.
Toledito medio que le explica mientras ella se despatarra de espaldas.
Literalmente, la tocan de lejos con el bastón. Luego le toca un seno con el bastón, pero es advertido de que se trata de la prótesis.
“Es una chanchada lo que estamos haciendo”, se sincera uno.

Oliberto cuenta que fue asistente de un hipnotizador y que pueden aplicar esa técnica para inducirle lo que ella desea.
Un bastón oscilante la sume en sueños mientras suena hipnótica música.
Primero le tiran varias imágenes sugerentes que no resultan: unicornio, pájaros, un volcán en erupción, algo con el calor, otra cosa con la madre tierra y la desconcertante imagen del Apolo penetrando en la atmósfera.
Nada.
Luego prueban con el cuentito erótico. Noche de fiesta en Ritz Hotel, Humprey Bogart que le guiña el ojo, ella que lo debe mirar pero sin regalarse. Pero a Angelita no le gusta Bogart, es petiso y tiene mal aliento.
La estrategia no resulta.
“No voy a andar probando con todos los galantes de la época hasta que alguno caliente a la vieja”
Entonces le propondrá una palabra que le induzca el fenómeno físico añorado.
La palabra será “Chancho” y constará de cinco etapas inductivas:

1- Un leve escalofrío.
2- Sentirá como una manito en la panza.
3- La mano más abajo.
4- La parte más húmeda ahí abajo.
5- Remolino de placer.

“Cuando cuente tres te despertarás”
Angelita se despierta creyendo que todo falló. Uno propone jugar a las cartas.
“Juguemos al puerco”
Primer “Chanchoooo… ¡VA!” y Angelita respinga.
Y son cuatro “Chanchoooo… ¡VA!” más y la veterana olvidada hace un itinerario inolvidable ante la mitrada complaciente de Oliberto y Toledito.
Calma…y carita de felicidad.

“¿Juguemos otro?” , propone la golosa mientras la luz se consume en respingos.

Retozaron Angelini, Cáceres y Rodríguez.

Lo Minúsculo: Las tentadas manipuladas a favor de la escena.
Lo Inesperable: Los diálogos memorables.
Trivia: “Nos olvidamos de llevar el destapador para la sidra”

Calificación: Cinco porcinos.

1 comentario:

Fer dijo...

Su per la ti vo!!! Uno de los mejores minúsculos a los que he asistido. La verdad que desde la entrada: mini-micro-nano-pasos de Angelini, el corto bastón de Cáceres, y el reciclado bastón de Rodríguez, y hasta la salida, estuvo genial. Los diálogos un capítulo aparte, una muestra de que la improvisación puede superar al guión.
Destaco la inspiración, del Sr. Camacho que se puso a escribir como un loco! Lo queremos Camacho!